Análisis de Final Fantasy VI (Game Boy Advance)
Que Game Boy Advance está en la recta final de su ciclo, no es ningún secreto. Con el auge de Nintendo DS, la veterana portátil ha visto sus lanzamientos cada vez más reducidos, como sucede siempre que una nueva consola llega al mercado. Pero a la portátil le quedaban todavía algunos cartuchos por quemar, sobre todo en Europa. Uno de ellos era este último Final Fantasy bidimensional, el último que apareció en Super Nintendo antes de que la saga diese el salto a PlayStation, considerado uno de los más logrados de toda la serie, que puede ahora ser disfrutado en cualquier lugar (recordemos que tanto en un GBA como en una NDS) y en español.
Es obligatorio explicar el tema del nombre de este juego, ya que como sucedió con otros, hubo cambios en su llegada a occidente, que en los 80 y la mayor parte de los 90 se centraba en el mercado norteamericano. De todos modos, sólo podemos recomendar a todos quienes quieran saber más sobre este juego en particular y la saga en general que eche un vistazo al reportaje que publicamos hace unas semanas. Como decíamos, la nomenclatura del juego puede tener algún que otro problema, ya que éste fue el tercer título de la saga que llegó al mercado estadounidense, y decidieron rebautizarlo allí como Final Fantasy III (no debe confundirse con el juego que recientemente ha sido revisado y lanzado en NDS, original de NES), aunque luego para FFVII (el primero en llegar a Europa) sí se mantendría la numeración nipona en todo el mundo.
Las razones por las que Final Fantasy VI está tan bien considerado es que ofreció un guión intenso, una estructura narrativa cuajada de personajes carismáticos –incluyendo a uno de los mejores villanos de la serie, Kefka-, y sentó, en definitiva, muchas de las bases que se irían desarrollando en juegos posteriores al tiempo que llevó a la perfección algunos de los esbozos de los anteriores títulos.
Todo ello hace que siga siendo querido y uno de esos títulos que tienen el extraño honor de ser siempre candidatos a ser reeditados, con la ventaja de que éste lo ha sido en varias ocasiones, facilitando su acceso a los aficionados a los videojuegos. Lástima que Square Enix no se haya decidido, al menos por el momento, a tomar medidas similares que permitirían a los usuarios europeos disfrutar de otros títulos por primera vez, como Chrono Trigger o Super Mario RPG, en sus idiomas y sin recurrir al engorro de la importación. Por pedir que no quede.
Original de 1994, nos cuenta la historia de un mundo que fue casi destruido mil años atrás, durante la guerra mágica que narran las leyendas. Pero la magia se perdió después del conflicto, y la tecnología se abrió paso, construyendo un mundo algo más gris, industrializado, con naves aéreas, trenes, y armas. Mientras tanto, un imperio ha ido acumulando poder, y ahora Gestahl quiere más y más tecnología para asentar su dominio. El emperador cree que el mejor camino es recuperar la magia perdida que, espera, le otorgue el poder definitivo y así poder con él conquistar el mundo.
La historia de Final Fantasy VI es, quizás, la más coral de la saga, con un plantel de personajes muy amplio, como Terra Branford, Mog el moguri, o Strago Magus, hasta la docena de personajes jugables, cada uno de ellos con sus propias habilidades especiales. Puesto que los equipos serán de cuatro personajes, la combinatoria es considerable, y exige al jugador preparar bien a los miembros de su equipo y tener siempre la mente abierta para ir adaptándose a lo que le surja por el camino. Un factor esencial es el de las habilidades específicas, que hacen que, por ejemplo, Locke Cole pueda robar, o que Edgar sea un manitas. Puesto que las habilidades son tan diferentes de un personaje a otro, y pueden sernos necesarias en cualquier momento, habrá que tener siempre la mente abierta.
Además, según avanzamos, iremos conociendo la historia de estos personajes, y en ocasiones asistiremos a escenas muy intensas que, como mandaban los cánones de la época, tienen toda su fuerza en el guión, ya que no se podía recurrir a los encantos audiovisuales que se introdujeron con el estilo cinematográfico que aportaron los gráficos poligonales. Gracias a ello, el título va captando nuestra atención y nos hace seguir pese a las múltiples dificultades que nos encontraremos, como algunos combates especialmente largos y difíciles, puesto que consigue establecer un buen vínculo con el jugador que sepa apreciar los momentos de intensidad y dramatismo que se distribuyen a lo largo de la épica narración que se plantea.
El título, decíamos, llega en español en formato multilingüe, por lo que quienes lo prefieran podrán jugarlo en inglés, pero sabiendo que se ha revisado el texto para corregir algunos aspectos de la primera traducción además de incluir las modificaciones realizadas en el original japonés. Por supuesto, estos cambios se han aplicado en todos los idiomas, consiguiendo que algunos diálogos algo menos naturales o más confusos hayan mejorado. Es un cambio sutil, pero que se agradece. Lo que sí puede ser un poco confuso para quienes hayan jugado al original en inglés y quieran volver a hacerlo es que a algunos objetos y magias les han cambiado el nombre, pero creemos que es algo puramente anecdótico.
Pese a que éste es el más perfeccionado de los juegos clásicos de la saga, lo cierto es que algunos de sus elementos (en especial, los relacionados con los combates) pueden resultar anticuados. No tanto como en los primeros, claro, pero se nota que los cambios que ha habido desde 1994 han ido mejorando el género, otorgándole por lo general más fluidez a luchas y a diversos elementos del desarrollo. Por ejemplo, los combates –aleatorios, cómo no- son en ocasiones excesivamente frecuentes, rompiendo en exceso el progreso del jugador, y si a esto le sumamos que en ocasiones nos encontraremos con grupos bastante grandes, estos combates no serán cortos.
Por otro lado, son ocasiones perfectas para mejorar las estadísticas de nuestros personajes e ir probando su uso de la magia, que obtienen a través de la magicita, con la que invocar a las criaturas que se conocen como espers. Estos seres tienen poderes mágicos, y los personajes pueden aprender hechizos e invocarlos en los combates. Hay en el juego una cantidad enorme de tipos de magicita, habiéndose incluido algunas nuevas especialmente para esta edición del título. En líneas generales, el sistema proporciona unas amplias opciones de configuración para personalizar el uso de la magia de cada personaje, con total libertad para ello.
Este juego usa el sistema de BTA, que hace que el tiempo no se pare durante las luchas. El turno va condicionado por una barra temporal que se va rellenando para cada personaje; cuando ésta está a tope, le podemos asignar una acción. Por supuesto, mientras estamos navegando por los menús, el tiempo tampoco se detiene, de manera que podemos ser atacados, así que esto nos obliga a mantenernos atentos y tomar decisiones rápidas. Si esto no nos gusta, siempre podemos modificarlos desde el menú de opciones, lo que no está de más si no tenemos mucha práctica en el género.
Por descontado, el juego mantiene un desarrollo bastante tradicional que nos lleva a viajar por todo el mundo, visitando pueblos y ciudades, conociendo a una cantidad ingente de personajes secundarios que nos enlazarán con una cantidad también considerable de misiones secundarias que nos permitirán profundizar en distintos aspectos de la historia y, también, conseguir interesantes recompensas imposibles de conquistar por otras vías. Incluso podremos encontrarnos con algunos "minijuegos" en los que el título cambia de tercio para ponernos ante pruebas un tanto excéntricas, como escoger qué decir en una comida con un cargo político, o incluso cantar una canción recordando bien la letra al tiempo que evitamos que se arruine la función. Como vemos, el humor ha tenido cabida dentro del tono oscuro que cubre toda la historia.
Final Fantasy VI presenta un aspecto estupendo en la pantalla de GBA, teniendo en cuenta que se trata un juego que, si bien se vio claramente superado, lució estupendo en Super Nintendo. Por supuesto, la menor resolución obliga a cambiar algunas cosas, pero los personajes se ven bien caracterizados, con ilustraciones para ellos de gran calidad, y una paleta de colores muy bien adaptada. Los jefes finales siguen siendo impactantes, ocupando incluso casi toda la pantalla, con escenarios detallados y diseños de gran calidad, que, en todo caso, fallan en las animaciones, algo toscas en ocasiones. En algunos momentos parece que le falta un poco de fuelle a la potencia de la consola, con alguna ralentización aquí y allá, pero desde luego es un juego que gráficamente mantiene todo el encanto original.
La banda sonora cuenta con las mismas composiciones que firmó Nobuo Uematsu. A nivel artístico son maravillosas, con algunos temas impactantes, pero se ven perjudicadas con respecto a las originales por las limitaciones de sonido de la consola. Se arregla un poco con unos auriculares, pero se nota que en algunos momentos se lleva al límite el hardware de la consola, sonando algunos pasajes de ciertas melodías un poco distorsionados o, al menos, no tan limpios como debieran. También es cierto que algunos temas se han modificado un poco para adaptarse mejor a las capacidades técnicas, suponemos, pero el resultado global sigue siendo muy bueno. Los efectos de sonido siguen esta misma línea, y cómo no, la carcajada de Kefka sigue siendo característica a más no poder.
Otros cambios han tenido lugar también en el diseño del juego y en su paquete de contenidos. Se han incorporado algunas aventuras secundarias más, y se mantiene la costumbre del bestiario que han tenido los remakes de la saga publicados en la portátil, así como un menú para escuchar la música, y otros pequeños detalles que salpican aquí y allá el desarrollo de la aventura.
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