Análisis de Final Fantasy VI CV (Wii)

El último juego de la saga Final Fantasy en la era 16 bits fue este título que nos ocupa, conocido en Japón como Final Fantasy VI, y en EE.UU. como Final Fantasy III (puesto que solo habían lanzado dos entregas antes, y se seguía una numeración ordenada). En Europa nos quedamos con las ganas. Desde entonces, el título ha sido reeditado en varias ocasiones, incluyendo la revisión para GBA que introducía algunos contenidos y estaba traducido a nuestro idioma, ya bajo el nombre de la numeración original japonesa.

Así que cuando entras en el catálogo de la Consola Virtual de Wii a buscar este clásico debes hacerlo por el nombre americano original, ya que, como ha pasado con otros títulos que no se han distribuido en Europa (por ejemplo, Super Mario RPG) viene directamente desde el original estadounidense.

Se trata, quizás, de uno de los mejores exponentes del género de todos los tiempos, lo que lo sitúa en una posición preferente en el catálogo de Super Nintendo, consola que reunió en su época las creaciones más destacadas de Square, Enix (recordemos que entonces eran compañías separadas y rivales), y un montón de especialistas más en el rol japoneses. Técnicamente llegó donde otros títulos no pudieron (sin ser revolucionario, todo sea dicho), y ofreció algunas de las bases que se desarrollarían durante la era PlayStation.

Pese a todo, hay que tener en cuenta que se trata de un juego situado en la línea más clásica de la serie. Esto es una buena noticia para quienes consideran que entregas como Final Fantasy XIII son detestables (como quien firma estas líneas), pero, precisamente, si te gustó el citado juego de PS3 y Xbox 360, es probable que no disfrutes mucho de uno de los juegos que han definido la historia de esta industria. Y es que, al fin y al cabo, no todo tiene que gustarle a todo el mundo, y es más que lógico que los cambios en la concepción de los videojuegos vayan atrapando a los nuevos jugadores.

Todo esto significa que nos pasamos buena parte del juego andando por el mapa, luchando contra enemigos aleatorios, y leyendo líneas y líneas de texto en inglés. En efecto, la versión de GBA vino traducida, pero la filosofía de la Consola Virtual es que los juegos se ofrecen "tal cual". Si tienes una GBA o una Nintendo DS (original o Lite, claro) y opciones de encontrar el cartucho de la portátil, es una opción maravillosa, pues las pérdidas técnicas son mínimas, y las ganancias son muchas. Pero si esa no es una opción (de hecho, el de GBA lleva años descatalogado), lo cierto es que tenerlo a un par de minutos gracias a la distribución digital es siempre una alternativa interesante.

El sistema de combate es por turnos usando el active time battle, el sistema que Squaresoft introdujo para dotar de mayor dinamismo a esos turnos sin perder su esencia, y buena parte de la experiencia de juego se centra en ganar combates, sumar experiencia para subir de nivel, y acumular dinero con el que adquirir mejores armas, armaduras y objetos para todos los miembros de nuestro equipo de héroes. El turno, por tanto, va condicionado por una barra temporal que se va rellenando para cada personaje; cuando ésta está a tope, le podemos asignar una acción. Por supuesto, mientras estamos navegando por los menús, el tiempo tampoco se detiene, de manera que podemos ser atacados, así que esto nos obliga a mantenernos atentos y tomar decisiones rápidas.

En esta entrega, por cierto, se introdujeron las reliquias, pudiendo asignar hasta dos a cada personaje, ganando habilidades especiales de todo tipo, lo que aportó un nivel adicional de profundidad a la personalización del equipo. Además, las diferentes combinaciones de reliquias pueden abrirnos opciones de juego interesantes, en la medida en que cubrirán los puntos débiles o nos darán recursos capaces de sacarnos las castañas del fuego.

Pero, sin duda alguna, entre las razones por la que Final Fantasy VI está tan bien considerado es porque ofreció un guión intenso, una estructura narrativa cuajada de personajes carismáticos –incluyendo a uno de los mejores villanos de la serie, Kefka-, y sentó, en definitiva, muchas de las bases que se irían desarrollando en juegos posteriores al tiempo que llevó a la perfección algunos de los esbozos de los anteriores títulos.

Original de 1994, nos cuenta la historia de un mundo que fue casi destruido mil años atrás, durante la guerra mágica que narran las leyendas. Pero la magia se perdió después del conflicto, y la tecnología se abrió paso, construyendo un mundo algo más gris, industrializado, con naves aéreas, trenes, y armas. Mientras tanto, un imperio ha ido acumulando poder, y ahora Gestahl quiere más y más tecnología para asentar su dominio. El emperador cree que el mejor camino es recuperar la magia perdida que, espera, le otorgue el poder definitivo y así poder con él conquistar el mundo.

La historia de esta entrega es una de las más corales de la serie, con un plantel de personajes muy amplio, como Terra Branford, Mog el moguri, o Strago Magus. En total, acabaremos sumando más de diez personajes jugables, cada uno de ellos con sus propias habilidades especiales. Puesto que los equipos son de cuatro personajes, la combinatoria es considerable, y exige al jugador preparar bien a los miembros de su equipo y tener siempre la mente abierta para ir adaptándose a lo que le surja por el camino. Un factor esencial es el de las habilidades específicas, que hacen que, por ejemplo, Locke Cole pueda robar, o que Edgar sea un manitas. Puesto que las habilidades son tan diferentes de un personaje a otro, y pueden sernos necesarias en cualquier momento, habrá que tener siempre la mente abierta y no vale descuidar a unos personajes y tener hiperevolucionados a otros.

Pero la nostalgia no puede cegarnos. Aunque Final Fantasy VI sigue fresco y vigente en muchos de sus aspectos, otros sí han envejecido mal. Por ejemplo, los combates aleatorios son en ocasiones excesivamente frecuentes, rompiendo en exceso el progreso del jugador, y si a esto le sumamos que en ocasiones nos encontraremos con grupos bastante grandes, estos combates no serán cortos.

Mantiene un desarrollo bastante tradicional que nos lleva a viajar por todo el mundo, visitando pueblos y ciudades, conociendo a una cantidad ingente de personajes secundarios que nos enlazarán con una cantidad también considerable de misiones secundarias que nos permitirán profundizar en distintos aspectos de la historia y, también, conseguir interesantes recompensas imposibles de conquistar por otras vías. Incluso podremos encontrarnos con algunos "minijuegos" en los que el título cambia de tercio para ponernos ante pruebas un tanto excéntricas, como escoger qué decir en una comida con un cargo político, o incluso cantar una canción recordando bien la letra al tiempo que evitamos que se arruine la función.

El aspecto técnico es el propio de un juego de estas dimensiones y género en el punto álgido de Super Nintendo, destacando sobre todo la inconfundible banda sonora firmada por Nobuo Uematsu. El trabajo artístico es tradicional, y es cierto que títulos como Chrono Trigger (también de Squaresoft) o Terranigma (de Enix) posiblemente lucían mejor, pero no tenían el tamaño de esta épica aventura.

Conclusiones

Como lo quieras llamar da igual: Final Fantasy VI es un clásico inamovible, un referente en la historia de los videojuegos que sigue dando gusto jugar. Nos hubiese gustado que llegara en español, aprovechando el trabajo hecho en GBA, pero ya sabemos de qué palo va la Consola Virtual. Pese al idioma, es soberbio en todo, y volver a jugarlo sigue siendo tan intenso y apasionante como hace más de quince años.