Análisis de Xeodrifter eShop (Nintendo 3DS, PC)
Renegade Kid es una empresa estadounidense fundada por Jools Watsham y Gregg Hargrove, aunque es mucho más conocido el primero. Suyos son juegos como los dos Dementium, el juego de acción en primera persona Moon, el multiplataformas Mutant Mudds y unos cuantos títulos más. Es precisamente este último juego, un sencillo plataformas que usa con gran acierto el efecto 3D de la portátil de Nintendo, el que ha acabado siendo su juego más exitoso, el que los pone definitivamente en el grupo de desarrolladores independientes a tener en cuenta, y el que, de alguna manera, sirve de base para la creación del juego que nos ocupa.
Siempre y cuando no contemos con Metroid. Clones de Metroid, o metroidvanias, hay últimamente unos cuantos (y personalmente ya llevo analizados varios). Pero normalmente, con excepciones como el reciente Axiom Verge, se basan en los juegos originales más en la base jugable que en la forma o contenido (pensad en Guacamelee! o Cave Story).
Con Xeodrifter podemos decir que hay más coincidencias de las que consideramos necesarias (puertas, bases, forma de los niveles), pero también hay notables diferencias respecto al juego protagonizado por Samus Aran.
Nuestro pequeño astronauta empieza la aventura encima de su nave, la cual controlamos al inicio, eligiendo hacia que planeta nos queremos dirigir. Podemos entrar en cualquiera de ellos, pero está claro que hay un orden en el que el avance nos resultará más fácil y provechoso, y otro en el que nos costará más avanzar. Con todo, los mundos son relativamente pequeños, y podremos volver a la nave y repensarnos nuestra elección en el que caso que veamos que nuestro plan no es el adecuado.
Esta posibilidad de manejar nuestra nave, un elemento que siempre vimos en Metroid pero que nunca se nos dio la posibilidad de controlar, es una de las diferencias respecto al "inventor" del género. Y la otra principal novedad es la heredada del juego anterior de Renegade Kid, y anteriormente vista en juegos como la segunda parte de Shantae (otro metroidvania), que no es sino la posibilidad de ir al fondo del escenario.
Para esto es importante (pero no imprescindible) jugarlo con una consola con efecto 3D activado, ya que el efecto es realmente resultón, y para una consola que tiene este efecto como una de las características distintivas, es una gozada que un juego se acuerde para que no sea algo puesto ahí de casualidad, sino que sea una característica importante dentro del diseño del juego.
De hecho, es tan importante, que posteriormente será imprescindible combinar esta habilidad con otras para poder avanzar, de manera que, por ejemplo, mezclar el cambio de plano con un desplazamiento lateral rápido nos permitirá avanzar por un líquido que de otra manera impediría nuestro avance.
Otros detalles importantes a la hora de tener en cuenta este juego es que nuestro armamento mejorará poco a poco, lo cual ciertamente amortigua un poco la poquísima cantidad de energía que tiene nuestro protagonista, algo que por otro lado también se compensa con la buena cantidad de puntos de control distribuidos, con buen acierto, a lo largo del mapa.
Un dato que me parece relevante es la escasa variedad de enemigos. De hecho, es bastante común en el género, especialmente en los que se basan en el primer Metroid, encontrarnos con que los enemigos no tienen un diseño especialmente trabajado, y en este caso tal vez se lleve esto al extremo, incluso encontrándonos con que los enemigos grandes, en su mayoría, suelen ser los mismos, lo que es una pequeña demostración de vagueza… o de algo que explicaré en la conclusión.
Es curioso cómo han querido definir otros el aspecto gráfico de Xeodrifter, pues no acaba de pertenecer ni a los 8 bits de Nintendo Entertainment System, ni a los 16 de Mega Drive o Super Nintendo. Esto será porque seguramente no hayan jugado en exceso a otras consolas como la portátil Game Gear, que posiblemente sea la que tiene juegos más parecidos a los que ofrece este Xeodrifter. Al estar pensado en portátil, es importante que el personaje principal no sea excesivamente grande para poder jugarse de manera correcta hasta en pantallas más pequeñas, mientras que una buena paleta de colores, y no la que usaba la 8 bits de Nintendo, es importante para ofrecer la variedad ambiental que deriva de tener cuatro planetas diferentes a los que acudir. Todo eso lo realiza a la perfección, aunque como hemos dicho por desgracia la calidad en el diseño de personajes no es uno de los fuertes del juego.
Algo parecido pasa con el aspecto sonoro, que si bien no podemos decir que sea molesto, tampoco parece que vaya a resultar la banda sonora favorita de nadie. Es más, es posible que acabemos apagándolo casi de manera inconsciente, y tal vez sea porque incluso puede llegar a ser machacona y cargante, algo que sin duda deriva del poco tiempo que han tenido sus autores a la hora de poder realizar este videojuego.
Y es que, y ahora si os voy a dar el dato que faltaba para completar este análisis, este juego es el resultado de no andar demasiado bien de dinero por parte de la empresa tejana, de manera que todo el juego se ha desarrollado en cinco meses. Sinceramente, si lo juzgamos en relación al tiempo que les ha llevado desarrollarlo, decir que tiene mucho mérito lo que han conseguido hacer, y mis más sinceras felicidades. Pero por suerte o por desgracia esto tiene escaso valor a la hora de juzgar un juego, y en este caso les ha quedado un título que si bien es apreciable, y tiene el añadido (según parece) de regalarnos la versión Wii U en cuanto aparezca en tierras europeas, tal vez resulte algo escaso para el género al que pertenece, pues en 3 horas podemos tenerlo finiquitado.
Sinceramente, yo en ese tiempo me lo he pasado bastante bien, tal vez por su agradable aspecto gráfico o por su adictiva mecánica a prueba de bombas, pero otros jugadores podrán pensar que hay alternativas mejores al mismo precio en cualquiera de las plataformas donde aparece. Ambos razonamientos son correctos, y os corresponde a vosotros elegir si os interesa gastaros el precio que vale, o mejor esperaros a que aparezca de oferta, algo que sabéis que acabará pasando. Si no os corre prisa, yo recomiendo esta última opción.