Por esta sección han desfilado un buen número de brawlers legendarios, pero pocos tan deliciosamente extravagantes como The Ninja Kids. Esta placa, lanzada en 1990, fue la respuesta de Taito a la recreativa de Las Tortugas Ninja que estaba haciendo de oro a Konami. La máquina, que funcionaba sobre el hardware Taito F2 System), aterrizó en los salones recreativos con dos cabinas distintas: una para cuatro jugadores simultáneos y otra para dos jugadores (la más corriente) que permitía elegir personaje entre los cuatro héroes del juego, un cuarteto de ¡marionetas ninja!
Konami tenía mutantes en su placa, pero Taito se sacó de la manga un mundo habitado por marionetas, aunque el juego estaba lejos del buenrollismo de las obras de Jim Henson. La trama de The Ninja Kids, ubicada en el verano de 1999, nos enfrentaba a una secta satánica dispuesta a invocar al mismísimo Belcebú. Para evitarlo, cada uno de los Ninja Kids contaba con un arma y la capacidad de invocar magias, a lo Golden Axe, basadas en elementos de la naturaleza.
Hanzo vestía de azul, portaba una katana y era capaz de invocar magias basadas en el agua. Sasuke, el ninja de amarillo, utilizaba un kusarigama (una hoz unida a una cadena) como arma y podía invocar al viento. Akane, vestido de rojo, lanzaba shurikens y desencadenaba magias de fuego, mientras que Genta, el de verde, contaba con el poder mágico de la tierra y un sansetukon como arma, un bastón dividido en tres secciones.
La mecánica de la placa de Taito seguía al pie de la letra los mandatos del género. Había que eliminar a todos los enemigos que aparecían en pantalla hasta que el scroll horizontal volvía a ponerse en marcha. Por supuesto, se podían destruir elementos de los escenarios para obtener puntos extras y papiros para desencadenar magias antes de enfrentarnos a una colección de jefazos tan exóticos como el cuarteto protagonista.
Precisamente, el diseño de los personajes es lo que hizo, y hace, realmente especial a The Ninja Kids. Y lo que nos atrajo a muchos chavales de la época. En mi barrio se la conocía como "la máquina de las marionetas". Frente a los macarras que habitaban las placas de sus competidores, Taito creó una serie de personajes delirantes que hoy en día no pasarían el filtro de la corrección política.
Por ejemplo, los primeros enemigos que nos encontramos tienen la tez oscura y unos enormes labios rojos (aunque también aparecen con otros patrones cromáticos, con la piel blanca y el pelo verde), por no hablar del dinamitero árabe que nos lanza cócteles molotov en otro de los niveles. El repertorio de enemigos también incluye zombis chepudos (algunos de ellos se arrastran por el suelo a lo señora zombi de The Walking Dead), gordos que botan por la pantalla y marionetas hinchadas a base de esteroides.
Pero en The Ninja Kids también encontramos jefazos realmente tiernos, como el zombi que pilota un mecha a lo Aliens, un hombre lobo que nos azuza manadas de lobetes y, claro está, Satanás, que ejerce de final boss al final del quinto nivel.
El desarrollo horizontal del juego cambia radicalmente en un par de momentos puntuales, en los que debemos trepar por una pared (y más tarde por el exterior de un zepelín) mientras los enemigos nos arrojan toda clase de porquería, al más puro estilo Crazy Climber.
También tendremos la oportunidad de liberar a unos cuantos rehenes (que también son marionetas, por supuesto) y activar diversas trampas, como barriles explosivos o un interruptor que hará caer sobre el escenario una gran viga roja.
El desarrollo de The Ninja Kids fue dirigido por Takeshi Ishizashi, quien ya había ejercido como programador en otros clásicos de Taito como Chase H.Q., mientras que el diseño del juego corrió a cargo de Keppel Maekawa (Thunder Fox, Bubble Symphoby) y Rintaro Doi (Darius Gaiden). La música de la placa, como no, venía firmada por los genios de Zuntata.
Aunque en algunos mercados gozó de cierta popularidad, The Ninja Kids no fue adaptado a ninguno de los sistemas domésticos de la época. Otras placas, muchísimo más violentas, si gozaron de ese privilegio, pero suponemos que Taito las habría pasado canutas para sortear la censura de Nintendo, siempre recelosa de mostrar cualquier referencia religiosa en Occidente. No podemos obviar que la última fase transcurre en una catedral atestada de encapuchados donde acaba apareciendo nada menos que Belcebú.
Hubo que esperar bastantes años para disfrutar de The Ninja Kids en consola. Concretamente hasta 2005, cuando la placa fue rescatada para formar parte de Taito Legends para PlayStation 2, Xbox y PC. Los japoneses jamás cataron aquel recopilatorio (creado para el mercado occidental), pero solo tuvieron que esperar un par de años más hasta el lanzamiento de Taito Memories II Joukan para PS2, donde The Ninja Kids fue incluido junto a otros clásicos de la casa, como Rainbow Islands, Operation Thunderbolt o Sagaia/Darius II.
The Ninja Kids no suele aparecen en los rankings de los mejores brawlers de la historia, pero los que descubrimos la placa en los recreativos del barrio seguimos recordándola con mucho cariño. Si os era desconocida hasta ahora, os animo a probarla en el MAME y si es posible, en compañía de varios amigos. Lo pasaréis en grande guiando a Hanzo, Sasuke, Akane y Genta a través de un mundo habitado por marionetas. Como siempre, esperamos vuestros comentarios y anécdotas.