Qué mejor manera de arrancar un nuevo año que recordando una de nuestros placas favoritas de Konami: Sunset Riders. Con una mecánica divertidísima para cuatro jugadores y unas melodías inolvidables, la compañía japonesa facturó otro clásico que arrasaría en los salones recreativos a finales de 1991, pese a no contar con una licencia popular, como en el caso de Las Tortugas Ninja o Los Simpson (por citar otros dos hits de la casa para cuatro jugadores). Sunset Riders no lo necesitaba: su espectacular secuencia de introducción bastaba para hacer que desenfundáramos nuestras monedas de 25 pesetas.
Dependiendo del mueble que tuviéramos enfrente (Konami distribuyó cabinas para dos o cuatro jugadores), el juego nos permitía encarnar a cuatro personajes distintos: Steve, Billy, Bob y Cormano. En el mueble de dos jugadores podíamos elegir personaje, mientras que en la cabina para cuatro el personaje ya estaba previamente asignado a cada set de controles (consistentes en un stick y dos botones, uno para saltar y otro para disparar).
La mecánica de Sunset Riders podría definirse como una mezcla de Rolling Thunder y Contra. Al igual que en el clásico de Namco, podíamos subir y bajar por escenarios a dos alturas, pero además era posible disparar en las ocho direcciones. Steve y Billy usaban revólveres, mientras que Bob y Cormano tiraban de escopetas para liquidar a las huestes de pistoleros rivales que no dejaban de brotar por ambos lados de la pantalla.
Al recoger los ítems precisos podíamos potenciar la potencia y velocidad de disparo de nuestro personaje, aunque dicha ventaja desaparecía al perder una vida. Por suerte estos power-ups aparecían muy a menudo a lo largo de las ocho fases de las que se componía la placa, a veces ocultos en los fardos que portaban algunos enemigos y en otros casos tras las puertas de los saloons y cabañas que íbamos encontrando.
Antes de empezar cada nivel el juego nos mostraba un cartel de "Se Busca" con el rostro del jefe que nos esperaba al final, al estilo del inolvidable Gun.Smoke de Capcom. El catálogo de forajidos era aun más carismático que el cuarteto protagonista: Simon Greedwell, los Hermanos Smith, El Greco, el jefe Scalpem, Paco Loco… sin olvidar al jefazo final de la placa, Sir Richard Rose, cuyo enfrentamiento incluía cierto guiño a un clasicazo de los Spaguetti Western (que no vamos a desvelar, por si aún existe alguien sobre la faz de la tierra que no le haya visto en acción).
Aquellos inolvidables enfrentamientos venían coronados con una serie de frases digitalizadas que muchos tenemos grabadas a fuego en la sesera. ¿Quién no se acuerda de aquello de "bury me with my money" o "hasta la Bye-Bye"?
Los ocho niveles de Sunset Riders era una auténtica delicia, con un desarrollo sorprendentemente variado para tratarse de un run and gun. Había fases a caballo, otra sobre un tren (a lo Express Raider), "balaseras" en una reserva india con viaje en teleférico e incluso un tiroteo en el interior de un saloon, con numerito musical de propina.
A diferencia de otras placas de Konami de principios de los 90, Sunset Riders no fue diseñado para consumir tu paga a toda velocidad. Los disparos enemigos eran bastante fáciles de esquivar y uno podía superar un buen número de fases con una única moneda, sobre todo si contabas con la ayuda de tres amigos (aunque en ese caso el principal problema era recoger los power-ups antes que los demás).
El desarrollo del proyecto estuvo liderado por Hideyuki Tsujimoto, que ya había desempeñado el cargo de director en el no menos estupendo Super Contra de 1988. Aunque si tenemos que destacar un nombre ese debe ser el de Motoaki Furukawa, el compositor de la colosal banda sonora de Sunset Riders.
Antes de abandonar Konami en 2007, Furukawa dejó su huella en multitud de temas para los BEMANI de la casa (Guitar Freaks, Beatmania…) y en clásicos del calibre de Super Contra, Snatcher, Xexex o Policenauts. Incluso se encargó de tocar la guitarra en la cañera e inolvidable banda sonora de Castlevania: Rondo of Blood.
Su maravilloso trabajo para Sunset Riders ha sido rescatado en un tentador vinilo, editado por iam8bit y limitado a solo 1.000 unidades. Como era de esperar, las reservas se agotaron en cuestión de minutos. Temas como "shoot-out at the sunset ranch" merecen estar en lo más alto del legado Konami, a la altura de "Vampire Killer" o la fanfarria inicial de los Gradius.
A pesar de su éxito en los salones recreativos Sunset Riders solo recibió dos adaptaciones domésticas, ambas a manos de la propia Konami. La primera en aterrizar fue la de Mega Drive, a finales de 1992. Aunque muchos segueros adoramos este cartucho, servidor el primero, lo cierto es que Konami no se mató precisamente con este port: además de ofrecer un colorido mucho más apagado, solo ofrecía la mitad de los niveles de la placa original, cambiando incluso la ubicación de Paco Loco, convertido en el jefe de la fase del tren, en lugar del desaparecido El Greco.
Para colmo, el Sunset Riders de Mega Drive únicamente permitía elegir a Billy o Cormano (Steve y Bob desaparecieron) y cambió la fase de bonus de la recreativa (la galería de tiro) por un trote a caballo en pos de los ítems que nos arrojaban desde un carromato. Eso sí, la música de Motoaki Furukawa sonaba a auténtica gloria, incorporó un botón para disparar en las ocho direcciones sin tener que mover al personaje y, como veremos en el párrafo siguiente, no tuvo que sufrir la censura que lastró a la versión Super Nintendo.
Los usuarios de la 16 bits de Nintendo tuvieron que esperar hasta el otoño de 1993 para disfrutar de su propia adaptación de Sunset Riders, aunque mereció la pena. Esta versión incluía los cuatro personajes de la recreativa, todas las fases (incluyendo la ronda de bonus original) y aunque solo permitía dos jugadores simultáneos (como en Mega Drive), incorporaba además los diálogos digitalizados de la placa original.
El reverso tenebroso del Sunset Riders de Super Nintendo es la censura que sufrió el juego, por obra y gracia de Nintendo América. Las chicas aparecían mucho más tapadas (en el caso del numerito musical hasta niveles cómicos) y tampoco salían las forajidas que nos arrojaban dinamita en la placa original.
Aunque lo más sangrante de todo fue la desaparición de los indios en el nivel de la reserva. En aras de la corrección política fueron sustituidos por bandidos de rostro pálido, con la excepción del jefe final, al que rebautizaron como Wigwam. Aun así, la entrega SNES resultó claramente ganadora frente la consola de Sega.
Ambos cartuchos han alcanzado con el paso de los años un precio bastante respetable en el mercado coleccionista. Posiblemente debido a que Konami no volvió a adaptar Sunset Riders a otro sistema doméstico. Y eso que no tenían que afrontar ningún problema de licencias, como sucedía con las recreativas de Los Simpson y Las Tortugas Ninja (que sí llegaron a reaparecer en consola a finales de la pasada década).
¿Sois capaces de tararear de memoria alguno de los temas de Sunset Riders? ¿Cuánta pasta os dejasteis en la recreativa original? ¿Cuál era vuestro personaje favorito? Como siempre, estamos deseando leer vuestros comentarios y anécdotas…