Los noventa fueron para muchos los años de adolescencia, para otros la madurez, y para muchos otros, la década en la que nacieron. Sea como fuere, a todos los que recordamos este videojuego, se nos recuerda que ha pasado mucho tiempo. En los noventa empezó a crecer nuestra colección de videojuegos, y entre todos ellos Klax fue un título con el que muchos de nosotros descubrieron que existía algo diferente a Tetris.
Irónicamente, el juego publicitaba "entre los noventa" y tuvo una campaña mediática bastante fuerte, pero fue programado en el año 1989, último año de la década de los ochenta. Pero este pequeño dato no contuvo las ganas de jugarlo con las que aterrizó en todos los continentes que visitó.
El clásico Tetris fue lanzado en el año 1984, y a pesar de convertirse en un éxito mundial, Atari Games pensó que debía haber una alternativa para quien no acabase de encajar bien las piezas en el juego del gran Alexey Pajitnov. Por ello, Marc Stephen Pierce y Dave Akers (creador de Burger Time, Star Strike y Bump´n Jump entre otros) decidieron que podían simplificar las acciones cómo girar piezas y crearon Klax, un videojuego de puzles diferente, y que por ello ofrecía una buena alternativa para quien se le atragantaban otro tipo de "videojuegos de pensar" como decía mi madre.
Andando entre los noventa
Dave Akers, uno de sus creadores, habla de cómo se inspiró en juegos como Tetris o el clásico de las tres en raya. El Tic Tac Toe se fusionó con la oportunidad de ganar juntando tres piezas del mismo color, en horizontal, vertical y en escalera. Parece fácil, pero el problema, y la diversión, empiezan cuando vemos que el sistema de llegada de las piezas es con un ingenioso sistema en el que las piezas cobran vida, y van llegando rodando hasta caer en nuestras manos por medio de una bandeja en la que iremos recogiéndolas, y dejándolas caer en el lugar apropiado.
Además de esto, las piezas caminantes podían tener el hándicap de que unas líneas les cortasen el paso y tuvieran que saltarlas, haciendo que nuestra vista tuviera que otear el horizonte para identificar las nuevas piezas que iban a caer. A medida que avanzábamos niveles, la velocidad, como era de esperar, nos iba poniendo las cosas cada vez más difíciles, aumentando el reto.
La curva de dificultad en el arcade está bien ajustada, y el sistema de colores simplifica el concepto, ya que "sólo" debemos identificar colores e ir reuniendo los del mismo color, pero ¿era esto cierto? La verdad es que en los niveles avanzados, la bandeja se llena peligrosamente de piezas y muchas otras se nos escapan, situación que a muchos nos hacía recordar que queríamos quizás algo más simple que otros juegos.
Pero ya era tarde, habíamos sucumbido a este videojuego tan adictivo como peculiar. Las piezas iban cayendo de manera casi aleatoria, incluso cambiaban de color cuando las teníamos en la bandeja, sin duda un reto llegar al final de los cien niveles que contenía.
Algunos niveles contenían retos en los que debíamos hacer cierta cantidad de líneas, en el orden que nos mandasen, y en otros debían de sobrevivir un mínimo de fichas, sin duda un buen entrenamiento para que dominásemos Klax, como uno de aquellos que echaban una sola moneda y hacían movimientos increíbles con el joystick y reunían piezas de manera asombrosa.
Muchos llegaron a ser "maestros" de Klax, y muchos nos quedamos mirando cómo demostraba las horas y horas que había practicado pasándose el juego con una sola moneda. El concepto del juego estaba medido para ser adictivo, pero los gráficos, a pesar de ser coloridos y de emular los efectos sonoros y luminosos de una máquina de pinball y contener decenas de voces digitalizadas, no destacaban especialmente en ninguno de los sistemas en los que a posteriori fue lanzado, pero al igual que la música, encajaban bien para el videojuego que era.
El arcade fue lanzado a una cantidad bastante grande de sistemas: ZX Spectrum, Commodore 64, Amstrad CPC y CPC plus, Commodore Amiga, Atari ST, SAM Coupé, Atari 2600, Turbografx, Atari 7800, Amstrad GX400, NES; Master System, Mega Drive, Atari Lynx, Game Boy y Game Gear.
En esta comparación vemos que muchas versiones irónicamente destacaron gráficamente, ya que el hardware que visitaron en ocasiones, era tan humilde cómo la versión para Atari 2600, por ejemplo. Si jugaste a alguno de sus ports en vuestro sistema en el hogar, sabréis que era un juego que a pesar que muchos acogieron con sus brazos, otros lo llegaron a odiar, ya que la frustración para ellos empezaba al tener demasiadas piezas en la bandeja. Pero estos que no tenían "alma de camarero" se perdieron uno de los videojuegos que andaba entre los noventa, a pesar de nacer en los ochenta, pero ¿qué más da si el resultado fue uno de los juegos más adictivos, premiados y disfrutados?
Yo sin duda lo disfruté y lo recomiendo para todo el mundo, cansado de los mismos juegos, ya que aún hoy, puedes enamorarte sin remedio de este gran videojuego de puzles.