Esta semana abordamos (perdón por el chiste, pero lo pedía a gritos) una recreativa que gozó de cierto éxito en su día, pero que pocos recuerdan, posiblemente porque apenas contó con un par de adaptaciones domésticas, y solo una de ellas acabaría llegando al mercado occidental. Captain Silver desembarcó en los salones en el verano de 1987, para meternos en el pellejo del intrépido Jim en la búsqueda del tesoro del Capitán Silver.
Por delante nos esperaban tres intensos niveles, una cifra sorprendentemente corta, pero Data East intentó compensarlo al elevar la dificultad de este arcade de temática bucanera hasta límites demenciales. Al lado de esta placa Ghosts N’ Goblins parece un paseo. No exagero un pelo. Probadlo en el MAME y comprobaréis lo que es sufrir.
Captain Silver no permite ni un solo descuido. Un impacto del enemigo implica perder automáticamente una de las tres vidas con las que comenzamos la partida. Y tampoco retomamos la partida en el mismo lugar al morir: el juego nos devuelve al inicio del nivel o a un checkpoint intermedio, si hemos tenido la suerte de alcanzarlo.
El bestiario de Captain Silver es deliciosamente chiflado. Por supuesto, nos enfrentaremos a un montón de piratas, pero también a hombres lobo (cuyas camisas les hacen parecer palmeros licántropos), brujas, gatos gigantescos (que recuerdan a Cheshire, el de Alicia), un festivo flautista/trompetista de Hamelín (ratas incluidas) y más adelante, al llegar a la isla donde reposa el tesoro, nos veremos las caras con belicosos indígenas y una fauna concebida con un único propósito: acabar con nuestra vida. Como en Australia.
Para hacerles frente, Jim solo cuenta con un sable, aunque afortunadamente podemos ir mejorando su ataque (e incluso su longitud), recogiendo diversos ítems (y comprándolos en algunas de las tiendas) o agarrando las hadas que vuelan por los escenarios con una trayectoria bastante errática. Estás últimas harán que podamos disparar proyectiles cada vez más potentes con la espada.
Un aspecto realmente curioso de Captain Silver, y que recuerda a otro clásico de Data East, Karnov, es la recolección de objetos. Por citar un ejemplo, en el arranque de la primera fase veremos una poción a una altura a priori inalcanzable, pero un poco más adelante, en lo alto de una escalera (aquí, al igual que en la placa protagonizada por el forzudo soviético podremos trepar por ellas) encontraremos un par de botas que duplicarán la capacidad de salto de Jim. A diferencia de otros arcades de la época, Captain Silver permitía regresar sobre nuestros pasos, así que podremos volver atrás para recoger la moción de marras, que nos proporcionará una momentánea inmunidad.
También es destacable el hecho de poder tomar diversas rutas dentro del barco de los piratas (escenario del segundo nivel del juego), ya sea trepando a lo más alto de los mástiles del barco como saltando de plataforma en plataforma un poco más abajo. Todo esto mientras esquivamos un auténtico enjambre de enemigos que atacan desde todos los ángulos imaginables.
Tras un par de paseos en barca, en los que tendremos que liquidar gaviotas y peces voladores, llegaremos a la isla de marras, hogar del tercer nivel, donde nos esperan indígenas, panteras, plantas carnívoras y unos cuantos saltos de fe durante un segmento puramente plataformero, diseñado para tragarse nuestros créditos/monedas a velocidad de vértigo.
El punto más alto de la isla acoge el duelo contra el espectro del Capitán Silver, con sorpresita incluida. Al más puro estilo Ghosts N’ Goblins, el cofre del tesoro resulta ser un señuelo (con bruja incluida), y Data East nos devuelve al principio del juego para repetir de nuevo los tres niveles, esta vez con un nivel de dificultad mucho más alto (por increíble que parezca) y nuevas tonalidades en los gráficos, tanto de los escenarios como de los enemigos. Tras completar este segundo tour por fin seremos recompensados con el tesoro de Silver y una pantalla final donde vemos a nuestro héroe abrazado a la princesa que hacía señas, desde lo alto del castillo, en la primera pantalla del juego.
A nivel técnico Captain Silver no era ninguna maravilla. Alternaba sprites bastante majos con efectos de perspectiva de dibujo de preescolar en algunos escenarios, y no tardó en ser eclipsado por otras recreativas bastante más llamativas de aquella temporada, como Double Dragon, Contra, Rastan o el mencionado Karnov.
Resulta bastante llamativo que ninguna compañía quisiera adaptar la máquina de Data East a ordenadores domésticos. teniendo en cuenta que hablamos de 1987, un año en el que cada mes aparecían dos o tres adaptaciones de recreativa. Como hemos mencionado al principio del artículo, Captain Silver solo recibió dos ports, ambos comercializados en 1988. Sega adaptó la placa original a Master System, firmando un port bastante simpático, compatible con el módulo FM del modelo japonés, y al que se le incorporaron dos fases extra con nuevos jefazos (un dragón, un cíclope y un fulano vestido de plátano). Eso sí, el protagonista andaba como Benny Hill.
Curiosamente, coexistieron dos versiones distintas del Captain Silver de Master System: por un lado la europea, que era idéntica a la japonesa, y por otro estaba la norteamericana. En esta última se eliminaron los dos niveles extra por una mera cuestión de costes (el cartucho yanqui tenía un Megabit de capacidad, frente a los dos Megabit del cartucho japonés/europeo). Aquí tenéis una comparativa con las carátulas de las tres versiones, para evitar que os cuelen la entrega yanqui en alguna puja de eBay (a menos de que seáis coleccionistas compulsivos y ya tengáis en casa la europea).
En diciembre de 1988 llegaría a las tiendas japonesas una segunda adaptación doméstica, en este caso para Famicom, bajo el sello de Tokuma Shoten. Este port despliega una estética mucho más siniestra que la recreativa original. Los hombres lobo tienen un aspecto menos cómico, los gatos tienen el tamaño de un sofá y entre los jefes finales están el mismísimo monstruo de Frankenstein, un pulpo ¡y una cara gigante!.
La versión Famicom mantiene la estructura de la placa de Data East, aunque sus creadores se tomaron bastante libertades. En la primera fase podemos entrar en las casas para hablar con los paisanos, hay un nuevo nivel ubicado dentro de un templo e incluso tendremos que saltar de liana en liana en la jungla. Hasta se pueden seleccionar las mejoras del personaje a través de un menú.
Aunque no llegó a entrar en el panteón de los clásicos de Data East como Bad Dudes Vs Dragon Ninja, RoboCop, Chelnov o Karate Champ, Captain Silver era una placa bastante simpática, que merece la pena revisionar en el MAME. Aunque sea para comprobar cómo se las gastaban en aquella época para sacarnos la paga en el menor tiempo posible.
¿En cuantas recreativas de temática bucanera os dejasteis los cuartos? ¿Os acordáis del Buccaneers de la española Duintronic? ¿Y del Skull & Crossbones de Atari? ¿Y el Corsarios de Opera Soft? Como siempre estamos deseando leer vuestras anécdotas y comentarios…