Pocas recreativas han logrado concentrar el espíritu de su tiempo como esta placa de Data East. Bad Dudes Vs DragonNinja (conocida en su Japón natal simplemente como DragonNinja) es una orgullosa hija de los ochenta. En este brawler para dos jugadores encarnábamos a dos clones de Bruce Lee a los que encargan rescatar al mismísimo Ronald Reagan! de las garras de un clan de ninjas de colores, liderados por el DragonNinja del título. "Are you a bad enough dude to rescue Ronnie?" nos preguntaron en aquel lejano 1988, y por supuesto, nosotros aceptamos el desafío, tanto en los lujosos recreativos del centro como en prácticamente cualquier bar de barrio.
La mecánica de DragonNinja (a partir de ahora lo vamos a llamar así, porque el nombre con el que lo conocíamos toda la chavalada de la época), tampoco es que fuera muy original. Era otro vástago del fundacional Kung Fu Master de Irem, en el que nuestro objetivo era limpiar la pantalla de los enemigos que no dejaban de brotar por los márgenes de la pantalla, a base de patadas, puñetazos o con las armas (puñales y nunchakus) que dejaban caer los ninjas rojos tras morder el polvo. Data East incorporó además dos alturas a los niveles (como en el Rolling Thunder de Namco), lo que nos permitía subir o bajar, dependiendo del acoso de los ninjas, que eran legión.
El juego se controlaba con solo dos botones (además del joystick, claro), uno para saltar y otro para atacar. Nuestro personaje propinaba patadas o puñetazos, dependiendo de la distancia con los enemigos y la dirección que estuviéramos marcando con la palanca. Aunque el acoso de los ninjas era constante, si dejábamos apretado el botón de ataque unos segundos podíamos concentrar el "chí" de Blade y Striker (así se llamaban la pareja protagonista) para lanzar un demoledor puñetazo, algo realmente útil frente a los jefes finales.
El primero de estos jefes no era otro que Karnov, el legendario tragafuegos de Data East, el cual había protagonizado su propia recreativa un año antes y que volvería a aparecer en otros títulos posteriores, como Fighter's History. No fue el único guiño de DragonNinja hacia otras creaciones de la casa. En la fase del tren podemos ver el nombre y la estampa de Chelnov, impresa en uno de los contenedores.
DragonNinja era un brawler sencillo pero también brutal en cuanto a su dificultad. Un auténtico "tragamonedas" en el que solo bastaba el contacto con cualquier enemigo para perder una de las seis unidades de energía de nuestro personaje (algunos jefes finales eran capaces de quitarnos la mitad de un solo golpe). Caer del camión de la segunda fase también significaba la muerte inmediata, algo que era bastante habitual teniendo en cuenta el acoso constante de los enemigos, entre los que se contaban perros, ninjas en llamas y unos repelentes fulanos armados con espada, que no dejaban de saltar con la intención de darnos la puntilla, como si fuéramos morlacos.
Además, por si no tuviéramos bastante con limpiar cada pantalla de fulanos, teníamos que saltar o hacer un barrido cada vez que un enemigo sembraba la superficie con unos cuantos makibishi, los pinchos que utilizaban los ninjas en el Japón feudal para destrozar las suelas de sus rivales. Todo esto mientras nos llovían puñetazos, espadazos y shurikens.
El final de la séptima fase nos llevaba al enfrentamiento directo contra DragonNinja, el cual ni se molestaba en bajar de su helicóptero. Una vez derrotado, llegaba el feliz reencuentro con un Ronald Reagan que, agradecido, nos invitaba a degustar una hamburguesa en la Casa Blanca. Todo ello bajo la atenta mirada de los miembros del Servicio Secreto, a los que se les debería haber caído la cara de vergüenza tras haber encargado el rescate del presidente a una pareja de pandilleros.
El éxito de la recreativa (cuyo desarrollo estuvo liderado por Makoto Kikuchi, responsable de otras joyas del catálogo de Data East como Joe & Mac, Sly Spy o Tumble Pop) se tradujo, por supuesto, en un aluvión de adaptaciones domésticas. Los ports para ordenadores de 8 y 16 bits corrieron a cargo de Ocean (bajo el sello Imagine), con resultados bastante notables (a destacar la versión Commodore 64 y sobre todo la de Amiga, la más cercana a la placa original). Aunque parezca extraño, dada la popularidad de la recreativa, solo tuvo una conversión para consola, siendo la Famicom/NES la afortunada.
El port para NES (desarrollado por la propia Data East y comercializado por Namco en Japón en 1989) arroja luces y sombras. Es bastante meritorio que lograran incorporar todas las fases de la recreativa y un buen número de enemigos en pantalla sin provocar el típico parpadeo), pero la animación del protagonista deja mucho que desear. Cuando camina parece como si estuviera convaleciente de una operación de cadera, por no hablar de la aparición del scroll vertical en algunos niveles, en los que si uno acerca la oreja a la NES se puede oír su agonía.
Dos datos curiosos para acabar con la versión NES (la cual llegó a Europa de la mano de Ocean): tiene modo de dos jugadores aunque no es cooperativo (cuando un jugador muere le toca el turno al otro). La otra anécdota, mucho más simpática, se refiere al Presidente. Data East decidió "actualizar" la versión doméstica respecto a la recreativa, por lo que en el port de NES nuestro objetivo era rescatar a George Bush Sr (el sucesor de Reagan en el Despacho Oval). Por suerte, este resultó ser tan hospitalario como Ronnie y también nos invitaba a una hamburguesa al final del juego.
Tras la quiebra de Data East en junio de 2003, todas sus propiedades intelectuales pasaron a manos de G-Mode, una compañía japonesa especializada en contenidos para móviles. Esto dejó en el limbo a DragonNinja y el resto de marcas de Data East durante bastantes años, hasta que entró en liza Majesco, la cual, tras negociar con G-Mode, logró comercializar en 2009 Data East Arcade Classics, un espectacular recopilatorio para Wii con 15 clásicos recreativos. Desde Joe & Mac y Express Raider, hasta
El último intento por resucitar el universo de DragonNinja tuvo lugar en 2012, cuando Pinstripe Games lanzó un Kickstarter para producir una secuela, bautizada como Bad Dudes 2: Return of DragonNinja. Por desgracia, fracasaron miserablemente al recaudar poco más de 5.000 dólares de los 80.000 que se habían marcado como objetivo.
¿Volveremos a ver a los clones de Bruce Lee rescatar a un nuevo presidente de EE.UU.? ¿A Trump, quizás? Mucho nos tememos que DragonNinja se quedará como otra bendita chifladura de los años 80. Una época en la que la industria del videojuego no se tomaba tan en serio a si misma y podía darse luz verde a propuestas tan maravillosamente absurdas como esta. ¿Recordáis cómo fue vuestra primera partida a DragonNinja? ¿Y la primera vez que os tiraron del camión? ¿No os daba palo patear a los perros? Compartid con nosotros vuestras anécdotas de aquellas inolvidables tardes en los recreativos…