Para bien y para mal Metal Gear Solid V ha sido uno de los títulos que más ha dado que hablar en 2015, tanto por el juego en sí mismo, que aunque de una calidad incuestionable ha dividido a los jugadores, como por todo lo que ha rodeado a su polémico y largo desarrollo, que ha culminado con la marcha de Hideo Kojima de Konami, su compañía de toda la vida. Es posible que nunca sepamos qué tenía el genio japonés en mente y hasta qué punto no se lo permitieron realizado, pero dejando a un lado lo que pudo haber sido, estamos antes una de las aventuras de acción y sigilo más ambiciosas y sorprendentes que hemos jugado nunca.
Una aventura que da una libertad pocas veces vista al jugador, elevando el listón dentro del género del sigilo y la infiltración con una jugabilidad exquisita, prácticamente perfecta. Su narrativa, muy diferente a la de anteriores entregas de la saga, y un polémico tramo final, en el que se repiten misiones y donde la historia acaba de una manera un tanto abrupta, han sido dos de los motivos que más han enfadado a los seguidores de la saga. Pero eso sí, después de haber disfrutado de 30, 40 o 50 horas de diversión en estado puro, en un juego que derrocha calidad por los cuatro costados.