Desde hace meses, Tesla atraviesa un momento delicado en el mercado europeo, pero es en Suecia donde el golpe ha sido más visible. Las cifras son elocuentes: solo en marzo de 2025, la firma estadounidense vendió 911 vehículos en el país escandinavo, lo que supone una caída del 63,9% respecto al mismo mes del año anterior, según datos de Reuters y Mobility Sweden.
La tendencia no mejora si se amplía la perspectiva: en el primer trimestre del año, las matriculaciones de vehículos Tesla en Suecia se redujeron en más del 55%, de acuerdo con cifras recogidas por Electrek. Estas caídas se traducen en un desplome que sitúa a Suecia como uno de los mercados europeos más duros con la compañía dirigida por Elon Musk.
La política y popularidad de Musk están afectando seriamente al negocio
El retroceso no responde a una única causa, sino a una suma de factores que están debilitando la posición de Tesla en el viejo continente. Uno de ellos es la pérdida de popularidad de Musk en Europa, atribuida, en parte, a su vinculación con el nuevo gobierno de Donald Trump, donde ocupa el liderazgo del Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Esta designación ha generado rechazo entre consumidores europeos, tradicionalmente más críticos con las posturas conservadoras de Estados Unidos. Como reflejo de ese desencanto, The Guardian recogía recientemente el testimonio de usuarios que aseguran haber perdido el respeto por la marca debido a las posturas públicas del empresario.
Las fábricas Europeas están ralentizadas
A este componente reputacional se le suma una ralentización operativa en la fábrica de Tesla en Berlín, clave en el suministro de vehículos para los países del norte de Europa, incluido Suecia. La compañía ha reconocido que esta planta se encuentra en una fase de recuperación tras varios problemas técnicos y logísticos, lo que ha provocado demoras en la entrega de modelos como el Model Y, uno de los más demandados en el segmento SUV eléctrico.
Tesla espera revertir esta situación durante la primavera, con la reactivación total de la producción y el lanzamiento de nuevas versiones con tracción total. Pero mientras la empresa trata de estabilizarse, los competidores no han perdido el tiempo. Marcas chinas como BYD han empezado a ganar terreno en Europa gracias a una estrategia de precios agresiva y una red de distribución cada vez más robusta.

En un escenario donde el precio y la disponibilidad marcan la diferencia, Tesla parece haber perdido su ventaja competitiva inicial. Así, la desconfianza en torno al fabricante estadounidense se ve amplificada por la percepción de que hay alternativas más accesibles y fiables. En este contexto, Suecia se convierte en un termómetro especialmente significativo. No solo por el desplome de ventas, sino por lo que representa: una señal de advertencia para Tesla en otros mercados europeos donde también se percibe un enfriamiento en la demanda.