La erupción del Vesubio en el año 79 d.C. sepultó Pompeya bajo una gruesa capa de cenizas, congelando en el tiempo las últimas horas de sus habitantes. Durante siglos, los moldes de yeso de las víctimas han alimentado narrativas románticas sobre sus vidas y relaciones. Sin embargo, un reciente análisis de ADN antiguo ha comenzado a derribar estos mitos, desvelando una Pompeya más compleja y diversa de lo que se creía, donde las interpretaciones visuales y contextuales se están quedando cortas frente a la ciencia genética.
El ADN desvela historias inesperadas
Uno de los hallazgos más sorprendentes es el caso de un adulto que sostenía a un niño mientras portaba un lujoso brazalete de oro. Durante décadas, esta imagen fue interpretada como una madre protegiendo a su hijo. Sin embargo, el análisis de ADN ha demostrado que no existía ningún vínculo sanguíneo entre ellos y que, en realidad, ambos eran varones. Este descubrimiento obliga a replantear cómo percibimos las relaciones familiares y la presencia de estereotipos de género en las interpretaciones históricas.
Rompiendo los moldes: el abrazo de las ‘dos hermanas’
Otra icónica imagen de Pompeya es la de dos figuras abrazadas, tradicionalmente conocidas como "las dos hermanas". Durante años se pensó que eran mujeres, posiblemente madre e hija. No obstante, el análisis genético ha revelado que uno de los cuerpos pertenece a un hombre, lo que desmonta esa teoría inicial. Estas revelaciones evidencian que nuestras interpretaciones modernas pueden estar influenciadas por expectativas contemporáneas, alejándonos de la realidad histórica.
Pompeya: un crisol de culturas en el Imperio Romano
El análisis genético también ha arrojado luz sobre la diversidad étnica de Pompeya. Los habitantes de la ciudad no eran únicamente romanos de la península itálica, sino que muchos de ellos provenían del este del Mediterráneo, como Turquía o Grecia. Estos datos confirman que Pompeya era un microcosmos del Imperio Romano, donde personas de distintos orígenes convivían y se integraban en una sociedad multicultural y cosmopolita, impulsada por el comercio y el intercambio cultural.

La genética, una herramienta clave en la arqueología moderna
La introducción del análisis genético en la arqueología está cambiando la forma en que se interpretan los restos humanos. Tradicionalmente, los arqueólogos se basaban en la disposición de los cuerpos, sus vestimentas y los objetos encontrados junto a ellos para reconstruir las historias del pasado. Ahora, el ADN permite no solo identificar relaciones familiares y determinar el sexo, sino también conocer la salud, dieta y enfermedades de las poblaciones antiguas, ofreciendo una visión más precisa de sus vidas.