La base espacial de SpaceX en Boca Chica, Texas, ha dado un paso histórico al convertirse oficialmente en la ciudad de Starbase, tras una votación popular que terminó con 212 votos a favor y apenas seis en contra. Esta transformación, impulsada por la expansión imparable de las instalaciones y la necesidad de una mayor autonomía regulatoria, otorga a Elon Musk y su compañía un control sin precedentes sobre el área.
La mayoría de los votantes son empleados de SpaceX o familiares
El Departamento de Elecciones del Condado de Cameron confirmó los resultados, en un territorio donde la mayoría de los votantes son empleados de SpaceX o familiares directos, lo que dejó poco margen a la sorpresa. La ciudad de Starbase estará gobernada por una comisión municipal compuesta íntegramente por miembros vinculados a la empresa, entre ellos Bobby Peden, vicepresidente de pruebas y lanzamientos en Texas, quien ejercerá como alcalde.
Junto a él, Jenna Petrzelka y Jordan Buss, ambos con experiencia en operaciones e ingeniería dentro de SpaceX, formarán el consejo local. Esta configuración permitirá a la empresa manejar aspectos críticos como la zonificación, los permisos de construcción y las infraestructuras esenciales, acelerando el desarrollo de su programa Starship, según detalló Kathryn Lueders en comunicaciones oficiales a finales de 2024.
Más allá del control sobre sus propias instalaciones, la conversión en ciudad responde a necesidades prácticas, entre ellas la escasez de vivienda para los trabajadores. Actualmente, mientras unos 260 empleados residen ya en Starbase, miles se ven obligados a desplazarse diariamente desde localidades vecinas como Brownsville. Anteriormente, las trabas administrativas habían impedido a SpaceX construir nuevos alojamientos. Con la autonomía municipal, la empresa podrá levantar viviendas y servicios sin depender de permisos externos, en línea con la filosofía de eficiencia que caracteriza a Musk.

Sin embargo, esta evolución no está exenta de polémica. Organizaciones medioambientales y residentes han expresado su preocupación por el creciente control de SpaceX sobre áreas públicas como la playa de Boca Chica y el parque estatal adyacente. Hasta ahora, cualquier cierre de estas zonas requería autorización del condado, pero legisladores texanos ya trabajan en normativas que transferirían ese poder directamente a las autoridades de Starbase. Esto permitiría a SpaceX aumentar la frecuencia de lanzamientos de cinco a veinticinco anuales, un objetivo esencial para su hoja de ruta hacia Marte, pero que podría intensificar los conflictos locales.