Los clásicos nacen de la casualidad y el talento. Hace un par de décadas, lo cierto es que muy pocos apostaban por Gladiator cuando Ridley Scott se lanzó a rodarla, y entre ellos estaba su propio protagonista. Russell Crowe jamás imaginó que ese péplum oscuro, violento y con aroma clásico terminaría coronándose como uno de los grandes títulos del cine moderno.
De hecho, el actor llegó a declarar que se rodó “de la forma más tonta posible”. Pero lo curioso no acaba ahí: el actor se enfrentó con uñas y dientes a una de las escenas más emblemáticas del filme. La detestaba. Y trató por todos los medios de cambiarla.
Russell Crowe revela su tensa discusión con Ridley Scott durante el rodaje de Gladiator: “Odiaba esa escena… me dije: soy el mejor actor del mundo”
La escena en cuestión no es otra que el célebre monólogo en el que Máximo Décimo Meridio, tras deslumbrar en la arena del Coliseo, se quita el casco y revela su identidad al emperador Cómodo. Un momento de pura épica que culmina con una frase grabada a fuego en la historia del cine: “Y alcanzaré mi venganza, en esta vida o en la otra.”
La realidad es bien distinta. Crowe no soportaba esa frase. La consideraba ridícula, pomposa, casi una caricatura propia del cine de baja calidad. Según se cuenta, intentó sustituirla con decenas de versiones improvisadas durante el rodaje, buscando una alternativa que no le chirriara tanto. Ninguna cuajó. Ridley Scott se mantuvo firme, y los guionistas David Franzoni, John Logan y William Nicholson defendieron el texto original. Crowe no tuvo más remedio que recitarla tal cual, aunque no sin dejar claro lo que pensaba.
"Esa frase es una mierda, pero soy el mejor actor del mundo y puedo hacer que incluso la mierda suene bien", admitió. Confianza en sí mismo no le faltaba, desde luego. Y quizá razón tampoco. Su interpretación de Máximo le valió su único Oscar como actor, y Gladiator se convirtió en un fenómeno global que, más de dos décadas después, ha generado una secuela oficial: Gladiator 2, dirigida nuevamente por Scott y con Paul Mescal como nuevo rostro del legado.
Crowe, claro, no repitió en la continuación. El final de la primera lo impedía, aunque durante años se tantearon ideas imposibles para traerle de vuelta. ¿La más insólita? Un guion escrito por Nick Cave en el que Máximo descendía al infierno, reencarnaba y acababa enfrentándose… a Jesucristo. Sí, eso estuvo cerca de ocurrir. Y aún hay quien dice que Hollywood no arriesga.















