Tras siete años de silencio, los yautja han vuelto a acechar en la gran pantalla con Predator: Badlands, la última entrega de la saga Depredador que se estrena justo después del retorno de Alien en 2024 con Alien: Romulus y está arrasando en taquilla. Esta nueva película no solo continúa la tradición de cazadores extraterrestres en territorios humanos y alienígenas, sino que también abre una puerta inesperada al universo de Alien, gracias al personaje de Thia, interpretado por Elle Fanning, una sintética de Weyland-Yutani que recuerda a los androides icónicos de la saga, como Bishop o David. Y aquí viene la clave.
La historia se sitúa siglos en el futuro, un período tan avanzado que incluso supera los eventos de Alien: Resurrección. La tecnología de Weyland-Yutani mostrada en la película refleja este salto temporal: naves, laboratorios y sistemas de inteligencia artificial que parecen sacados de la ciencia ficción más moderna. Este marco futurista permite explorar a los yautja y a los xenomorfos en un contexto completamente nuevo, donde las reglas de caza y supervivencia se mezclan con las ambiciones corporativas de la humanidad y la inteligencia artificial sintética.
El regreso más ambicioso de Predator: Badlands y su impacto en el lore de ambas sagas: su director tuvo una idea al ambientarlo en este punto de la cronología
Dan Trachtenberg, director de la película, ha explicado que esta decisión responde tanto a motivos prácticos como personales. Por un lado, situar la historia tan lejos en el tiempo evitaba interferir con producciones recientes o en desarrollo dentro del universo Alien y Predator, incluyendo Alien: Romulus y Alien: Planeta Tierra. Por otro, le permitía jugar con la narrativa de ambas sagas de manera original, ofreciendo un escenario donde los Depredador podían evolucionar y adaptarse a nuevas tecnologías, mientras los xenomorfos seguían siendo la amenaza letal y atemporal que los fans conocen. "Quería hacer algo único sin pisar el trabajo de nadie, y, egoístamente, me entusiasmaba imaginar Depredadores en un futuro que nadie había explorado", confesó Trachtenberg.
En un terreno resbaladizo, ya que el lore de Predator y Alien es muy confuso tras Alien: Resurrección. En la novela Alien: Mar de pesares, situada cientos de años después de Alien: Resurrección, la Corporación acaba investigando un brote en colonias mineras, demostrando que el control es parcial y que, en el fondo, la colonización de este planeta está condenada. Otros relatos, como Aliens: Colonial Marines – Rising Threat, muestran colonias enteras devastadas por variantes nuevas de xenomorfos. Incluso Ripley 8 sigue siendo objeto de estudio, ya que su ADN híbrido es codiciado para crear soldados superiores y armas biológicas.
El enfoque de su director, sea como sea, permite que Predator: Badlands funcione como un híbrido entre saga clásica y reinvención, ofreciendo nuevas formas de interacción entre humanos, yautja y xenomorfos. La película también profundiza en el lore: los Depredador no solo son cazadores, sino seres con un código de honor que regula sus combates y el uso de tecnología; los xenomorfos, por su parte, siguen representando la amenaza biológica perfecta, capaz de adaptarse a cualquier entorno y desafiar incluso a las corporaciones más avanzadas del futuro.
Con un presupuesto récord el doble que la mayoría de sus entregas y el potencial de convertirse en la película más taquillera de la saga, Predator: Badlands se presenta como un capítulo decisivo en la historia de estas franquicias, combinando acción, terror y ciencia ficción en un universo que parece ilimitado y que todavía tiene mucho que contar.















