En Shenzhen, China, Lonvi Biosciences trabaja en un ambicioso proyecto: una cápsula antienvejecimiento basada en la molécula PCC1, un compuesto extraído de semillas de uva. La compañía asegura que este ingrediente podría atacar las llamadas “células zombi”, responsables de inflamación y de muchas enfermedades asociadas al envejecimiento, y así prolongar la vida humana hasta los 150 años.
China persigue la eternidad: desarrollan una cápsula que podría alargar la vida humana hasta los 150 años
Según un reportaje del New York Times, los ensayos hasta ahora se han limitado a ratones. Los resultados son prometedores: no solo vivieron más tiempo, sino que su healthspan -el periodo en el que se mantienen saludables- también se amplió. Lyu Qinghua, director tecnológico de Lonvi, aseguró con entusiasmo que “vivir hasta los 150 años es totalmente realista” y anticipó que, en pocos años, podría convertirse en una posibilidad tangible.
El proyecto de Lonvi no surge en el vacío. China ha colocado la ciencia de la longevidad en su lista de prioridades estratégicas, al mismo nivel que la biotecnología y la inteligencia artificial. La empresa describe su cápsula como un avance hacia terapias preventivas que, combinadas con hábitos de vida saludables, podrían reducir significativamente el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad. Según sus declaraciones, el fármaco “refuerza las células continuamente” y ayuda a disminuir la inflamación crónica. Pero, de momento, los ensayos en humanos no existen: todo se ha probado solo en animales.
Los datos en ratones sugieren que el efecto depende de cuándo se administra la molécula: los animales que comenzaron a recibir PCC1 en etapas más avanzadas de su vida mostraron un incremento de longevidad de entre un 9% y un 64%. Los investigadores destacan que el compuesto elimina células envejecidas sin afectar a las sanas, lo que abre la puerta a terapias más precisas contra el envejecimiento.
Muchos en la comunidad científica se mantienen realmente cautos. La falta de estudios independientes y de ensayos clínicos en humanos genera escepticismo. Lonvi nunca ha prometido la inmortalidad: su propuesta es solo una pieza dentro de un mosaico más amplio de estrategias biológicas para prolongar la vida y mejorar la salud en la vejez.
