Star Wars se estrenó en 1977 con otro nombre: simplemente La guerra de las galaxias. Sin subtítulo, sin episodio IV y sin efectos digitales añadidos. Era una space opera modesta en comparación con lo que vendría después, pero suficiente para cambiar la historia del cine.
Desde entonces, la saga creada por George Lucas ha crecido hasta convertirse en un coloso transmedia que abarca películas, series, videojuegos, novelas, cómics y hasta parques temáticos. Sin embargo, lo que muchos fans no saben —o han olvidado— es que la versión que hoy se puede ver en Disney+ dista mucho de la que llegó originalmente a los cines.
La edición actual de Una nueva esperanza es el resultado de décadas de retoques: resolución 4K, escenas añadidas digitalmente, personajes rediseñados y una larga lista de alteraciones que han convertido a la película fundacional en algo distinto a lo que se vio en los setenta. Los más veteranos pueden recordarla tal y como era, pero para las nuevas generaciones, esa versión original se ha vuelto casi un mito. Hasta ahora.
La versión original de Star Wars resurge en Londres: así era la película antes de que George Lucas empezara a modificarla
Un grupo de archivistas, expertos en restauración analógica, ha anunciado un hallazgo histórico: una copia original de Star Wars impresa en technicolor, en un estado de conservación excepcional. A través de su canal de YouTube han documentado el proceso de recuperación, destacando cómo el formato technicolor —a diferencia de otros de la época— ha conservado su vibrante gama cromática durante décadas. Una auténtica cápsula del tiempo.
La copia está tan bien preservada que incluso se ha podido organizar una proyección sorpresa en Londres, en el marco del festival BFI Film on Film. A ella asistió Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, que no escondió su entusiasmo ante lo que el director del festival calificó como “un milagro”. La propia Kennedy reconoció que no cree que exista otra copia igual en el mundo, y mucho menos en condiciones óptimas para proyectarse en una sala de cine.
¿Qué diferencias hay con la versión moderna? La Star Wars original ha cambiado mucho en los últimos tiempos
Muchas. Y algunas, clave. Para empezar, los créditos iniciales no hacen mención a ningún “Episodio IV” ni a Una nueva esperanza; simplemente aparece el logo clásico de Star Wars, sin subtítulo alguno.
La escena entre Han Solo y Greedo —quizás la más polémica de todas las reediciones— recupera su montaje original: Han dispara primero, sin montajes extraños ni esquives digitales. En las primeras versiones, antes de ser eliminado del montaje definitivo, Jabba el Hutt, en lugar del enorme ser digital que conocemos hoy tras la edición especial de 1997, era un personaje completamente distinto un actor real, humano, interpretando al mafioso galáctico con toda la estética setentera que eso implica.
Y en Tatooine, adiós a criaturas digitales añadidas en los noventa para conectar visualmente con La amenaza fantasma. La versión proyectada es pura arqueología cinematográfica, sin retoques ni añadidos, solo el trabajo artesanal de Lucas y su equipo en 1977. Y eso son unos pocos en comparación a la pléyade de ajustes visuales, sonoros y de montaje que ha ido haciendo Lucas y su equipo en la película.
Aunque el hallazgo ha despertado el interés de fans y expertos en conservación fílmica, su futuro comercial es incierto. George Lucas ha sido tajante durante años: no quiere que se distribuyan sus películas originales tal y como se estrenaron. Para él, las ediciones modernas representan su visión definitiva. Llegó a declarar: “Siento que te enamoraras de una película incompleta, pero yo quiero que se vea como yo quiero”. Por eso, esta proyección —aunque legal en el contexto de un festival— ha generado cierto revuelo. Algunos la ven como una traición a la visión del creador. Otros, como un acto de justicia histórica.
La importancia de preservar el cine tal y como fue: esta recuperación es un hito para los preservadores
Más allá del debate creativo, está la cuestión patrimonial. Películas como Star Wars no solo son entretenimiento: son hitos culturales que marcaron a generaciones enteras. La edición moderna puede ser más vistosa, más pulida y en 4K, pero también difumina el ingenio técnico y narrativo que asombró al público en 1977.
Preservar la versión original no es ir en contra de Lucas, sino a favor de la memoria cinematográfica. Es permitir que el público entienda cómo se hacía cine en una época sin pantallas verdes ni CGI, cuando los efectos especiales se rodaban con maquetas, miniaturas y mucha, mucha paciencia.
El hallazgo en Londres no es solo una copia vieja: es una ventana a un momento irrepetible del séptimo arte. Y aunque puede que Disney nunca la relance oficialmente -Fox lo hizo en 2006 en una ediciones especiales de los DVD en base una copia de la versión de Laserdisc-, su mera existencia ya supone una victoria para quienes creen que el cine también merece ser conservado sin retoques.















