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Maye Musk, madre de Elon Musk: 'Mi hijo es un genio incomprendido; de niño lo llamaban 'la enciclopedia con patas''

La madre del magnate se confiesa: afirma que Elon Musk, responsable de SpaceX, Tesla o X, es un genio incomprendido que odia la injusticias.
Maye Musk, madre de Elon Musk: 'Mi hijo es un genio incomprendido; de niño lo llamaban 'la enciclopedia con patas''
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Actualizado: 7:30 8/10/2025

Antes de que Silicon Valley escuchara su nombre, Elon Musk ya empezaba a forjar su leyenda en una casa de Pretoria, Sudáfrica. Allí transcurrieron sus primeros años, rodeado de un entorno marcado por la violencia doméstica. Maye Musk ha relatado en diversas entrevistas que su esposo, Errol Musk, ejercía violencia contra ella, y que un día, cuando Elon tenía apenas cinco años, intervino para defenderla. "Eso define a Elon", asegura Maye. "Si percibe injusticia, no puede quedarse en silencio".

Hoy, Elon Musk es un nombre propio dentro de la industria tecnológica. Sus opiniones moldean continentes enteros y rige Tesla, el futuro de la automoción eléctrica y su empresa. SpaceX, tiene el espacio como última frontera. Pero su madre tiene una visión diferente de quién es realmente.

Maye Musk, madre de Elon Musk: “Desde niño era la enciclopedia con patas; nadie piensa como él”

Desde niño, Elon destacó por su inteligencia desbordante y su tendencia a la introspección, cultivada a base de ciencia ficción y curiosidad insaciable. Su infancia estuvo lejos de ser sencilla: sufrió acoso escolar y creció bajo la sombra de un padre autoritario, una relación que todavía genera tensiones en su vida.

Elon Musk

Maye recuerda cómo su hijo fue un lector compulsivo desde que aprendió a leer. Sus compañeros lo apodaban "la enciclopedia con patas" porque podía recitar párrafos completos de la Enciclopedia Británica. "Siempre tenía la nariz pegada a un libro, y los memorizaba de principio a fin", afirma. A los 12 años vendió su primer videojuego, Blastar, por 500 dólares, un indicio temprano de su capacidad para transformar ideas en proyectos tangibles. A finales de los años ochenta, madre e hijo tomaron la decisión de abandonar Sudáfrica. Con pocos recursos pero una fe inquebrantable, se mudaron a Canadá. "Él me convenció. Dijo que en América podría construir algo grande", recuerda Maye.

"Él me convenció. Dijo que en América podría construir algo grande"

En Canadá, Maye trabajó como nutricionista y modelo, y con sus ahorros -unos 10.000 dólares- ayudó a financiar la primera empresa de Elon, Zip2. "Ellos no lo reconocerán, pero fue un camino difícil", rememora. Dormían en la oficina y se duchaban en el gimnasio; aquella etapa, austera y sacrificada, sembró la semilla de un imperio que transformaría la automoción, la exploración espacial y la inteligencia artificial.

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Con el tiempo, Maye se ha convertido en la defensora más firme de su hijo. "Yo no soy tan inteligente como Elon. Nadie lo es", dice entre risas. "Siempre que tiene una idea, todos dicen: ‘Esto es ridículo’. Y luego, años después, quieren copiarlo", afirma. Para ella, la incomprensión y las críticas que rodean a Elon no son nuevas: son la constante de alguien que siempre ha ido por delante. "Lo veo como un mesías incomprendido", concluye.

Hoy, Elon Musk es el hombre más rico del mundo, pero no todos le dan su aprobación. Según Gallup, un 61% de los estadounidenses mantiene una opinión desfavorable sobre él. Sus polémicas públicas, la gestión de Twitter y su estilo provocador han erosionado su imagen, pero Maye insiste en mirar más allá del ruido. "Me encanta usar Grok; lo utilizo a diario. Es útil y divertido", dice, recordando que la fascinación por la innovación es, en su familia, un legado que viene de lejos.

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