En un mundo hiperconectado donde los dispositivos móviles y el correo electrónico son herramientas indispensables, Christopher Nolan representa una anomalía casi quijotesca. El director de Origen, Interstellar y Oppenheimer, considerado uno de los cineastas más influyentes del siglo XXI, vive anclado en una disciplina personal que, para muchos, raya en lo excéntrico: se niega a tener smartphone y rechaza el uso del correo electrónico.
Esta decisión, que ha generado asombro y controversia en la industria de Hollywood, no es un simple capricho, sino una declaración de principios que revela tanto su carácter como su forma de entender el arte.
Christopher Nolan: el genio del cine que se niega a tener móvil ni correo electrónico
Nolan ha explicado en múltiples entrevistas que evitar estas tecnologías le permite preservar su concentración y claridad creativa. “Cuando escribo, necesito un aislamiento absoluto”, declaró en una conversación con People en 2020. Su rutina se basa en escribir a mano o en un ordenador bastante antiguo sin conexión a internet, manteniéndose inmune a las notificaciones, redes sociales y el bombardeo constante de información.

Esta elección, que podría parecer romántica, ha generado fricciones con estudios, agentes y equipos de producción, especialmente en una industria que funciona a golpe de correo urgente y decisiones instantáneas.
A sus colaboradores más cercanos, esta postura les ha exigido adaptarse a un método casi analógico: reuniones presenciales, llamadas telefónicas tradicionales y la entrega de guiones impresos. Incluso actores de renombre como Cillian Murphy o Anne Hathaway han comentado con cierto desconcierto —y admiración— la negativa de Nolan a adoptar un smartphone. No obstante, esta peculiaridad también le ha valido críticas, considerándola elitista o desconectada de la realidad del mundo laboral moderno.
Es celoso de su vida privada. Mantiene una vida privada discreta junto a su esposa, Emma Thomas. Se conocieron en la Universidad de Londres y desde entonces forman un sólido equipo personal y profesional. Emma es productora de todas sus películas y cofundadora de su compañía, Syncopy. Viven en Los Ángeles con sus cuatro hijos, alejados de los focos mediáticos. Unido a su disposición a no estar conectado a internet, valora su privacidad familiar.
Lo cierto es que para Nolan esta es una forma de resistirse a lo efímero y superficial. Su cine, obsesionado con el tiempo, la percepción y la identidad, refleja su propia búsqueda de profundidad. Rechazar el móvil no es solo una rareza o algo excéntrico: es un acto de fidelidad a su visión.