Star Wars no pasa por su mejor momento. La saga busca volver al cine con The Mandalorian y Grogu, así como Starfighter, todo ello mientras apuntala el éxito en Disney+ con ficciones como Andor. En los últimos años, el tropiezo de The Acolyte, que se canceló pero resucitó en forma de productos transmedia, dejó tras de sí una estela de polémicas.
Su historia prometía explorar un periodo inédito y fascinante dentro del canon, pero lo hizo a través de un relato lleno de decisiones cuestionables y giros narrativos que muchos consideran que nunca debieron llegar a rodarse. Pero no todo en la serie fue un desastre. Entre sus aciertos, uno de los más destacados estuvo en las escenas de acción, fruto de una elección muy concreta de su creadora, Leslye Headland.
La serie más criticada de Star Wars demuestra que los combates con sables de luz aún pueden sorprender: 'Duelos llenos de intensidad'
La showrunner quiso que los sables de luz fuesen más ligeros de lo habitual y que contaran con filos prácticos que realmente se iluminaran, aunque no tal y como los vemos en pantalla tras el retoque digital. Esa apuesta, que según ella misma contó en el pódcast Blank Check le dio más de un quebradero de cabeza con el departamento artístico, perseguía dos objetivos claros: hacer que los duelos resultasen más frenéticos y que la luz proyectada sobre los rostros de los actores fuera natural, evitando depender en exceso de la posproducción.
Aunque en algunas entrevistas Headland habló del sable de luz shoto como si se tratara de un hallazgo propio, esta variante reducida del arma jedi existe en el universo de Star Wars desde hace décadas. Yoda lo utilizaba por su tamaño, y muchos personajes que luchan con dos espadas suelen portar un shoto como complemento, caso de Ahsoka Tano.
Lo novedoso de The Acolyte fue darle un uso inesperado: convertirlo en un arma de engaño. El personaje del Extraño (Manny Jacinto) empuñaba un sable con una empuñadura inusualmente larga, similar en aspecto a los de doble hoja. El giro llegaba cuando se revelaba que ocultaba un shoto en su interior, algo que Jecki Lon (Dafne Keen) descubriría de la peor manera posible, al ser asesinada con él.
En definitiva, aunque la serie fracasó en muchos aspectos, su aproximación distinta y más dinámica al uso de los sables de luz es uno de esos detalles que merecen ser rescatados. Una muestra de que aún hay margen para la creatividad en acción real, y que Star Wars podría aprovechar en futuras producciones.
