La segunda temporada de Andor es una obra maestra. Sin paliativos ni medias tintas. La ficción de Star Wars, arriesgada en sus guiones, ha presentado tramas y momentos muy maduros, ajenos a otras historias habitualmente representadas en este gigantesco escenario galáctico.
La producción, todo un éxito para Disney+, ha sabido reincorporar de forma brillante nombres esenciales para el canon como los de Mon Mothma, Bail Organa o Krennic. Pero la serie sabe cuándo abrazar el legado y cuándo apartarlo o cambiarlo para escribir su propia historia. Y acabamos de ver un cambio de origen para un personaje muy querido por los fans.'Andor' rompe de nuevo el canon de Star Wars, pero su valentía narrativa lo justifica
El último ejemplo lo encontramos en el noveno episodio, el primero de una nueva tríada de capítulos que, sin exagerar, puede contarse entre lo mejor que ha dado la saga galáctica en toda su historia. En sus minutos finales, Andor se atreve a reescribir nada menos que el origen de K-2SO, el sarcástico droide imperial que acompañó a Cassian en Rogue One, la película que les presentó como inseparables aliados.
Hasta ahora, sabíamos que K-2SO era un droide de combate de la serie KX, humanoide, robusto y al servicio del Imperio. Ya en la primera temporada lo vimos brevemente cuando Cassian era arrestado. Ahora, la serie va un paso más allá: en pleno ataque a la colonia de Ghorman —un suceso dramático para la historia de la Rebelión—, vemos a toda una unidad de estos imponentes robots desplegada como fuerzas antidisturbios. De allí, Cassian consigue llevarse a uno como trofeo de guerra hasta la base de Yavin, donde un ingeniero rebelde trabaja para suprimir sus instintos imperiales.
Sin embargo, como ha señalado ScreenRant, esta versión de los hechos contradice la continuidad establecida. En el cómic Cassian & K-2SO Special publicado en 2017 —y considerado canon—, el encuentro entre ambos sucedía en el planeta Wecacoe, en medio de una misión en la que Andor reprogramaba al droide por su cuenta. Andor no solo ignora ese detalle, sino que introduce un matiz más elaborado: el ingeniero rebelde recalca que "reprogramar" no es simplemente pulsar botones en una consola, sino un proceso complejo que exige rediseñar conexiones e interfaces internas.
Es, por tanto, un retcon consciente y muy medido. No es la primera vez que Andor opta por este tipo de correcciones elegantes: el propio pasado de Cassian fue redefinido respecto a lo que el universo expandido insinuaba. Y aunque es cierto que estos cambios pueden incomodar a los guardianes más estrictos del canon, también es innegable que enriquecen la narrativa.
Andor se atreve a hacer lo que pocas obras de Star Wars han logrado: priorizar la historia que quiere contar por encima de ataduras heredadas. Y en el proceso, la galaxia le sienta mejor que nunca.
