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La secuela de una de las películas de zombis más taquilleras necesitó 60 actores entrenados al límite para una escena icónica

Si Boyle vuelve ahora, casi dos décadas después, es porque aquella rabia filmada en 2002 —la que inventó la era del infectado veloz— no se ha agotado.
La secuela de una de las películas de zombis más taquilleras necesitó 60 actores entrenados al límite para una escena icónica
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Actualizado: 11:15 2/11/2025
28 semanas después

La secuencia inicial de 28 semanas después (2007) es una de las más recordadas del cine de terror moderno. Un arranque seco, casi insoportable, donde la cámara acompaña a un padre —interpretado por un soberbio Robert Carlyle— mientras toma una decisión que rompe con la mitología heroica del género: abandonar a su esposa para salvar su propia vida. Ese instante, rodado como una fuga instintiva, sin tiempo para el pensamiento moral, continúa siendo objeto de análisis casi veinte años después.

Lo interesante es cómo se construyó esa sensación de caos, violencia y desamparo absoluto. El director Juan Carlos Fresnadillo sabía que tenía ante sí el reto de continuar la saga que Danny Boyle había inaugurado con 28 días después (2003), una película que redefinió la figura del infectado como una criatura de velocidad, rabia y contagio fulminante. La clave estaba en la coreografía.

Un arranque de furia calculada

En lugar de recurrir a figurantes al uso, Fresnadillo y su equipo hicieron un casting peculiar: seleccionaron 60 personas procedentes del mundo del circo, la danza, la mímica, el atletismo y la interpretación física. No se trataba solo de correr, gruñir o abalanzarse; la escena necesitaba cuerpos que supieran expresar algo esencial: la pérdida total de humanidad.

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La directora de movimiento y el especialista Paul Kasey —conocido por su trabajo en Doctor Who y Star Wars— se encargaron de entrenarlos en un gimnasio para generar un lenguaje corporal propio. Kasey lo contó así:
“Tuve que contenerlos. Su ira se estaba volviendo tan poderosa y descontrolada… Era aterrador estar delante de 60 personas infectadas. Pero fue una ventaja: podían activar y desactivar esa furia en un instante”.

El resultado fue una escena rodada casi como un documental, con cámara en mano, persecuciones reales y sin trucos para suavizar el impacto. Carlyle huye y la cámara huye con él; el espectador, arrastrado, entiende que no hay héroes aquí. Solo supervivencia.

Cuando el prólogo marca la leyenda

Paradójicamente, esa misma escena ha sido usada como arma contra la película. Quienes defienden la original sostienen que 28 semanas después nunca recupera la fuerza de su arranque. Pero el paso del tiempo está corrigiendo esa percepción: la secuencia del campo y la ventana rota es hoy considerada una de las grandes aperturas del horror contemporáneo.

La historia no termina ahí. Danny Boyle regresó este año a la franquicia con 28 años después, y su secuela, 28 años después: El templo de huesos, llegará a los cines el 14 de enero de 2026. Repite parte del reparto, como Ralph Fiennes, Alfie Williams y Jack O’Connell, y contará con una aparición especial de Cillian Murphy, cuyo regreso ha sido recibido casi como un evento religioso entre los fans.

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