Netflix vuelve a recurrir a la tijera: en los últimos meses, la plataforma de streaming ha cancelado más de 15 series, dejando a los espectadores con preguntas sobre la salud del servicio y los motivos detrás de estas decisiones. Aunque sigue siendo una de las opciones más populares entre los abonados, el portal también se ha convertido en sinónimo de cancelación, marcando una tendencia preocupante en el mundo del entretenimiento digital junto al considerable aumento de precios.
La implacable oleada de cancelaciones en Netflix evidencia que el gigante del streaming abandona más series que sus competidores
El modelo de negocio de Netflix está cada vez más orientado a la rentabilidad inmediata. A pesar del entusiasmo del público y de la fuerte campaña de promoción, series como Aquellos maravillosos 90, secuela de la icónica Aquellos maravillosos 70, no lograron superar la barrera de una segunda temporada. La razón principal: no cumplir con las expectativas de audiencia necesarias para justificar los altos costos de producción. Este patrón también ha afectado a otras producciones recientes, independientemente de su calidad o de la fidelidad de sus seguidores. Netflix no duda en eso de sacar la tijera.

Entre las series canceladas encontramos títulos variados como Scott Pilgrim Takes Off, Dead Boy Detectives y Unstable. En el caso de producciones internacionales, también se han visto afectadas grandes apuestas coreanas como Crash Landing on You o My Liberation Notes, demostrando que ni siquiera el auge del contenido asiático ha podido evitar la guillotina. Otros casos, como Ratched o Barbarians, reflejan un cambio en las prioridades de Netflix, que ahora parece enfocarse más en producciones de alto impacto inmediato que en narrativas y tramas que requieran tiempo para construir audiencia. Hay que dar el primer golpe.
Este fenómeno no es exclusivo de Netflix, pero sí pone en evidencia un problema estructural del streaming: la dificultad para equilibrar la oferta masiva de contenido con la sostenibilidad económica. El aumento de la competencia en este segmento del entretenimiento, la saturación del mercado y las expectativas de inversores están llevando a las plataformas a tomar decisiones cada vez más drásticas.
La cancelación de más de 15 series en tan solo unos meses es la muestra patente y más que evidente de una industria del streaming que está en constante cambio y donde el éxito a largo plazo parece ser un lujo del pasado, siendo más propio de la televisión tradicional y lineal, cuando todo eran apuestas al futuro. Netflix sigue liderando en muchos aspectos, eso es indudable, pero el creciente descontento de los suscriptores podría pasar factura a la plataforma si no encuentra un equilibrio entre la creación de contenido atractivo y la retención de su base de fans. Eso sí, de momento no se nota.