Cada doce años, la ciudad india de Prayagraj se transforma en el escenario de una de las mayores hazañas logísticas y espirituales del mundo: la celebración del Maha Kumbh Mela. Se trata de una megalópolis efímera, levantada en apenas semanas sobre un terreno que antes era una llanura anegada por el monzón, y que acoge a más de 400 millones de peregrinos.
Desde el espacio, la magnitud del asentamiento es visible como una vasta red de luces y estructuras, solo comparable a las grandes urbes permanentes. Pero tras 45 días, toda esta infraestructura desaparece sin dejar huella.
Tiene orígenes ' mitológicos'
El origen de esta reunión colosal está profundamente enraizado en la mitología hindú. Según las leyendas, dioses y demonios batallaron durante 12 años humanos por el amrita, el néctar de la inmortalidad. En su lucha, cuatro gotas cayeron sobre la Tierra en lugares que hoy coinciden con las ciudades sagradas de Hardwar, Ujjain, Nasik y Prayagraj. Es en esta última donde, cuando los cuerpos celestes se alinean, se celebra la variante más multitudinaria del festival. La confluencia de los ríos Ganges, Yamuna y el mítico Sarasvati convierte al lugar en epicentro de la purificación espiritual.
Desde un punto de vista técnico, el reto es monumental. En una superficie equivalente a 7.500 campos de fútbol, se instalan más de 200.000 tiendas, 30 puentes, 1.200 km de tuberías de agua potable y 400 km de carreteras. Se movilizan cerca de 15.000 operarios y se despliegan 150.000 baños portátiles, en un esfuerzo por garantizar no solo el bienestar básico de los peregrinos, sino también los estándares de seguridad e higiene. Para muchos, es un ejemplo insólito de cómo la tradición puede convivir con soluciones tecnológicas punteras.

En la edición de 2025, se incorporaron sistemas avanzados de vigilancia con más de 3.000 cámaras y decenas de drones —incluidos sumergibles— para controlar multitudes y supervisar las áreas de baño. Sin embargo, ni siquiera esta tecnología fue suficiente para evitar una tragedia reciente: una avalancha en las inmediaciones del río Ganges dejó varios heridos, subrayando la vulnerabilidad de los espacios menos monitorizados. A pesar de este episodio, el festival ha sido considerado un éxito operativo y espiritual.
La Kumbh Mela se ha convertido no solo en un fenómeno religioso, sino en un modelo de urbanismo reversible que está siendo estudiado por expertos en gestión de eventos masivos. Desde pulseras de geolocalización para evitar desapariciones hasta centros de datos temporales, la ciudad sagrada demuestra que una infraestructura completamente transitoria puede alcanzar niveles de eficiencia comparables a los de ciudades permanentes.