En los últimos años, el fenómeno del autodiagnóstico en salud mental ha crecido exponencialmente en redes sociales como TikTok e Instagram. Vídeos virales prometen identificar trastornos como el TDAH, la ansiedad o el trastorno límite de la personalidad en apenas unos segundos, mediante listas de síntomas genéricos que apelan a experiencias comunes.
Esta tendencia responde tanto al aumento de la visibilidad en torno a la salud mental como a la dinámica de los algoritmos, que premian contenidos emocionales y fácilmente compartibles. El riesgo, advierten los expertos, es que miles de jóvenes están acudiendo a terapia con un diagnóstico ya asumido, construido a partir de descripciones vagas y sin el filtro de una evaluación clínica real.
No se puede diagnosticar en 15 segundos
Lo cierto es que tal y como coinciden psicólogos, identificar con precisión un trastorno exige un análisis profundo del contexto vital, histórico y emocional del paciente. La saturación de contenidos breves sobre psicología en redes sociales genera lo que se conoce como efecto Barnum o efecto Forer: el fenómeno por el cual las personas se ven reflejadas en descripciones generales que podrían aplicarse a casi cualquiera.
Así, sentirse disperso, experimentar tristeza o perder el interés por tareas rutinarias puede ser interpretado como señales inequívocas de trastornos graves, cuando en realidad pueden ser respuestas normales a circunstancias de estrés o cambios vitales.
La salud mental no es un producto
Esta banalización de las etiquetas diagnósticas plantea un problema serio: convierte la salud mental en un producto de consumo rápido, donde el matiz y el contexto clínico quedan sacrificados en favor de la viralidad. Los trastornos psicológicos no pueden tratarse como una moda ni resumirse en "cinco signos" para generar engagement.
Esta trivialización puede además fomentar la hipervigilancia emocional y la ansiedad diagnóstica, impulsando a las personas a interpretar emociones transitorias como evidencias de patologías profundas.

Todo el mundo en internet cree que tiene TDAH
El caso del TDAH es paradigmático: numerosos jóvenes adultos se presentan en consultas convencidos de padecerlo tras exponerse repetidamente a contenidos online. Sin embargo, evaluaciones clínicas detalladas demuestran en muchos casos que las dificultades de concentración o planificación obedecen a cuadros de ansiedad, depresión o a procesos adaptativos normales, como duelos o etapas de cambio.
Si bien las redes sociales han contribuido a visibilizar la salud mental y a reducir el estigma, su impacto no está exento de peligros. En un entorno donde prima lo breve y viral, el reto es preservar el rigor científico y recordar que visibilizar un problema no equivale a comprenderlo ni a resolverlo.