España brilla por su sol y su viento, pero, paradójicamente, sigue atrapada en un exceso de electricidad verde que no puede aprovechar. Los parques solares y eólicos del país generan cifras récord: más de 40 GW instalados desde 2019, convirtiendo a España en una de las mayores potencias renovables de Europa.
Pero no es tan fácil. La infraestructura para mover y almacenar esa energía no crece al mismo ritmo. Apenas un 2,8 % de interconexión con el resto del continente limita la capacidad de exportar, frente al objetivo europeo del 15 % para 2030. El resultado: energía limpia desperdiciada y mercados locales afectados por la volatilidad de la producción.
España impulsa su liderazgo renovable: del 2,8 % de interconexión al envío de 40 GW verdes a Irlanda
Para romper este cuello de botella, España ha puesto la mirada en Irlanda. El ministro irlandés de Clima, Energía y Medio Ambiente, Darragh O’Brien, y el secretario de Estado español, Joan Groizard, anunciaron planes para construir un interconector eléctrico submarino que unirá ambos países.
La iniciativa, que aspira a cofinanciarse con fondos europeos, prevé completarse a mediados de la década de 2030. Según O’Brien, el cable permitirá comprar y vender electricidad entre España e Irlanda, equilibrando los picos de generación; por ahora, el flujo será principalmente de España hacia Irlanda, dado el constante excedente de energía renovable de nuestro país.
El proyecto se inspira en el Celtic Interconnector Irlanda–Francia, que se estrenará en 2027, y utilizará tecnología de alta tensión (HVDC) para transportar gigavatios de energía limpia bajo el Atlántico. El Golfo de Vizcaya se perfila como la ruta más probable, donde ya se construye otro enlace con Francia, cofinanciado por el Banco Europeo de Inversiones. Esta inversión responde a una necesidad estratégica: España destina apenas 0,30 € en redes por cada euro invertido en renovables, la mitad de la media europea, un déficit que limita su capacidad de integración en el sistema continental.
El impacto económico y geopolítico es evidente. La nueva interconexión, junto a los proyectos Navarra–Landes, Aragón–Marsillón, la tercera conexión con Marruecos y los enlaces entre islas y continente, podría transformar a España de "isla energética" a nodo estratégico entre Europa y África, capaz de exportar su electricidad verde a precios competitivos y reducir la vulnerabilidad de todo el continente a apagones.
Así, un simple hilo eléctrico bajo el mar podría conectar el sol español con los hogares irlandeses y marcar el próximo gran salto de la transición energética europea.















