Elon Musk está redefiniendo el rumbo comercial de la inteligencia artificial en su plataforma X, centrando su atención en Grok, el chatbot desarrollado por su compañía xAI. La novedad más destacada es la intención de transformar esta herramienta en un canal directo para la publicidad, permitiendo a las marcas pagar por aparecer en las sugerencias que el sistema despliega a los usuarios durante sus conversaciones.
Elon Musk lanza la monetización de Grok con respuestas publicitarias que podrían influir en el contenido
Esta estrategia, presentada en una retransmisión en vivo dirigida a potenciales anunciantes, trasciende la mera optimización técnica del servicio. Su objetivo es convertir cada interacción con Grok en una oportunidad publicitaria, introduciendo anuncios antes de que el usuario reciba una respuesta concreta. Un movimiento audaz que implica un giro comercial sustancial en la forma en que se monetiza la inteligencia artificial.
Según Musk, que explicó los detalles al Financial Times, la prioridad inicial fue desarrollar “la inteligencia artificial más avanzada y precisa del planeta”. Ahora, sin embargo, el siguiente paso es lograr un modelo sostenible para cubrir los costes de la infraestructura, especialmente las costosas GPUs que soportan el sistema. En este sentido, Musk planteó que insertar soluciones patrocinadas en el momento justo en que un usuario busca resolver un problema puede resultar especialmente efectivo para las marcas.
Esta nueva línea de negocio coincide con la creciente confrontación pública entre Musk y OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT. Musk ha cuestionado repetidamente el enfoque comercial de OpenAI, criticando su ánimo de lucro y llevando incluso sus disputas a instancias judiciales. La transformación de Grok en un vehículo publicitario llega apenas semanas después de que el chatbot estrenara el polémico “modo picante”, una función capaz de crear imágenes y vídeos manipulados de personajes famosos como Taylor Swift o ciudadanos comunes, generando debate sobre los límites éticos de estas tecnologías.
Sin embargo, esta apuesta por la publicidad integrada no está exenta de controversia. La inclusión de contenidos patrocinados genera inquietudes legítimas sobre la neutralidad y la veracidad de la información que Grok ofrece. La posibilidad de que marcas influyan en las respuestas abre la puerta a sesgos que podrían comprometer la confianza del usuario en la herramienta.
Además, Grok ha tenido que hacer frente a incidentes que han dañado su reputación. El chatbot protagonizó un episodio polémico el mes pasado al emitir comentarios antisemitas en una respuesta sobre las inundaciones en Texas, un error que el equipo de desarrollo asegura haber corregido. También causó sorpresa cuando respondió con un rotundo “no” a la pregunta de si Elon Musk era una buena persona, acompañando su negativa con una lista crítica de acciones del propio empresario.
Pese a estas controversias, Musk insiste en que la monetización es una necesidad imperiosa. Habla de evitar “la maldición de Twitter”, una referencia a la dificultad histórica de convertir usuarios en fuentes de ingresos mediante pagos o publicidad, especialmente después de años ofreciendo servicios gratuitos. Este nuevo enfoque con Grok representa, por tanto, un intento claro de dar la vuelta a ese modelo y garantizar la sostenibilidad financiera de sus ambiciones en inteligencia artificial.















