El Ministerio de Trabajo, en coordinación con el de Cultura, está decidido a regular el fenómeno de los niños influencers, esos pequeños que, sin haber llegado a la adolescencia, generan millones de visualizaciones y se han convertido en la gallina de los huevos de oro para algunas familias. La reforma del Real Decreto 1435/85, que regula la relación laboral de los trabajadores de las artes escénicas y los creadores digitales desde 2022, incluirá medidas específicas para frenar lo que fuentes del departamento de Yolanda Díaz califican de "una jungla" que está creciendo sin observación o cuidado alguno.
El Gobierno pone la lupa sobre los niños youtubers: adiós a los "niños autónomos explotados"
El nuevo decreto, presentado recientemente a los actores del sector cultural, exigirá que cualquier menor que trabaje en rodajes de cine, teatro o televisión cuente con una autorización administrativa. Además, establecerá horarios concretos, obligará a la presencia de los padres y garantizará que los niños continúen escolarizados. Pero el gran objetivo de esta reforma es otro: acabar con la explotación infantil en YouTube.

Desde el Ministerio advierten que hay "niños autónomos explotados", que no cosen balones en fábricas clandestinas, pero que trabajan desde casa con una cámara, haciendo publicidad indirecta y generando ingresos que, en muchos casos, benefician más a los adultos que a los propios menores. Casos como los de Leotube, Mikeltube o Las Ratitas (este último, inactivo desde hace un año) son el mejor ejemplo de esta realidad. Canales protagonizados por niños con millones de seguidores, donde el contenido se basa, sobre todo, en abrir paquetes de juguetes y mostrarlos a la audiencia.

Una mina de oro para marcas y anunciantes, que han encontrado en estos pequeños influencers un escaparate perfecto para sus productos. Trabajo establece una línea entre estos menores -cuyo contenido está gestionado por sus familias- y los adolescentes de 14 o 15 años que crean vídeos por su cuenta. "No está pensado para estos", explican fuentes del Ministerio, de las que se hace eco El Mundo.
Otros países ya han abordado este problema. En Francia, desde 2020 está regulada la explotación comercial de la imagen de los menores de 16 años en plataformas online. La ley impone límites a las horas de grabación, exige la notificación a las autoridades laborales y obliga a que parte de los ingresos se depositen en una cuenta bloqueada hasta la mayoría de edad del menor. La reforma del decreto 1435/85 en España también abordará la protección de los menores en el ámbito artístico. Además de la regulación sobre los niños influencers, el texto plantea la obligatoriedad de protocolos contra el abuso sexual, que ya son exigidos en todas las empresas, y la incorporación de mediadores de intimidad en rodajes y ensayos teatrales para evitar situaciones de riesgo.
El debate está servido. Para algunos, este tipo de medidas son un paso esencial para proteger a los menores en un sector que hasta ahora ha operado sin apenas regulación. Para otros, una intromisión innecesaria en la nueva economía digital. Lo que está claro es que el negocio de los niños youtubers tiene los días contados tal y como lo conocemos.