Lo que comenzó como unas vacaciones soñadas en el Caribe acabó convertido en un episodio de auténtica pesadilla marítima. El nuevo documental de Netflix, Fiasco total: El crucero de la caca, revive el infame suceso ocurrido en 2013 a bordo del Carnival Triumph, un barco con más de 4.000 personas que quedó a la deriva durante cuatro días tras un incendio que provocó un apagón total.
Bajo la dirección de James Ross, el filme reconstruye con testimonios reales cómo una travesía de placer se convirtió en un caos sanitario y logístico en pleno Golfo de México.
Sin propulsión y sin poder tirar de la cadena
La avería no solo dejó al buque sin propulsión, sino también sin servicios básicos como electricidad, baños y cocinas. En medio del calor, los pasajeros se vieron obligados a hacer sus necesidades en bolsas de plástico, y a caminar por cubiertas donde las heces rebosaban por falta de saneamiento. “Ya no eran vacaciones, era supervivencia”, relata uno de los afectados en el tráiler. La prensa lo bautizó rápidamente como “el crucero de la caca”, un apodo que se hizo viral antes incluso de que los pasajeros pusieran pie en tierra firme.
Lo más grave fue la sensación de abandono. Las alarmas nunca sonaron durante el incendio inicial, y la única comunicación a bordo fue un escueto “código Alpha” que provocó escenas de pánico entre los viajeros. Las imágenes de pasillos oscuros, cubiertos de excrementos y sin ventilación dieron la vuelta al mundo, y la empresa Carnival tuvo que hacer frente no solo al escándalo, sino también a millones en indemnizaciones y a un proceso de reputación dañado durante años.
El crucero sigue en funcionamiento
Tras ser remolcado con dificultades y llegar finalmente al puerto de Mobile (Alabama), el Carnival Triumph fue reconvertido en 2019 bajo el nombre de Carnival Sunrise, tras una inversión de más de 200 millones de dólares. La misma naviera había sido también responsable del Costa Concordia, el crucero que naufragó frente a las costas italianas en 2012 con un saldo de 32 muertos, lo que aumentó la polémica sobre la seguridad de sus operaciones.
Fiasco total: El crucero de la caca se une así a una línea de documentales que diseccionan fracasos sonados de nuestra era reciente, como Woodstock 99 o El alcalde del caos. Netflix vuelve a apostar por el morbo de lo real y el horror cotidiano convertido en espectáculo. Esta vez, lo hace con un caso que ya parecía salido de un guion de ficción, pero que fue demasiado humano y escatológico como para olvidarlo. Su estreno está previsto para el 24 de junio.