Las etiquetas son horribles y las que la Generación Z lleva consigo están dificultando que los jóvenes puedan encontrar empleo, y si lo encuentran que sean valorados y queridos por los gerentes. Según una reciente encuesta recogida desde Xataka, hasta el 40 % de los jefes de las empresas afirma no fiarse de los nacidos entre 1996 y 2010 debido a múltiples factores atados a una serie de prejuicios que impiden que las nuevas generaciones puedan tener pleno éxito laboral.
El 40 % de los jefes rechaza a la Generación Z y los jóvenes se ahogan en el mundo laboral por culpa de las etiquetas
Se ha repetido hasta la saciedad que la Generación Z es sin duda una de las más difíciles a las que se han enfrentado los directivos, pero es que hablamos de un elenco de personas que ha crecido en un ambiente complicado, respirando la crisis financiera y económica, con problemas para acceder a vivienda, una pandemia de por medio y un fuerte componente de transformación social.

Las modas rápidas, el FOMO y la velocidad a la que avanza la sociedad tampoco han ayudado a que la Generación Z pueda asentarse y disfrutar de las cosas, y de hecho ellos mismos han afirmado sentirse agobiados, presionados y hasta depresivos por su entorno. En ese ambiente, se ha destacado en varias ocasiones que tienen problemas en el mundo laboral por su falta de ambición y por la práctica de tendencias y modas como el ghosting laboral y el 'mask tasking'.
Desde 3DJuegos, se hacen eco de cómo todo este conglomerado de etiquetas están acabando con la Generación Z, haciendo que sean rechazados en empresas y todo tipo de trabajos por el modo en el que se conciben sus componentes. Según un informe de la firma Intelligent, en el que se entrevistaron hasta a 966 CEO empresariales en 2024, se determinó que uno de cada seis gerentes vacila a la hora de contratar a cualquier joven y hasta se aseguró que uno de cada siete no contrataría a graduados universitarios a partir de 2025.
Todo porque, como decíamos, hay muchas etiquetas alrededor de cómo la Generación Z entiende el trabajo (como algo secundario y transitorio, sin ningún tipo de ambición o compromiso con la entidad para la que se trabaja) y eso está provocando que muchos CEO rechacen o vacilen a la hora de contratar nuevo personal salido de las universidades y centros educativos.