El Telescopio Espacial James Webb (JWST) ha conseguido una posible detección que podría reescribir la historia del universo primitivo. Los astrónomos, en una semana de grandes revelaciones científicas, creen haber identificado el agujero negro supermasivo más lejano conocido hasta la fecha.
Este objeto se encuentra en la galaxia GHZ2 y su extrema distancia significa que la luz capturada por el telescopio nos muestra la galaxia tal como existía hace solo 350 millones de años después del Big Bang. Este hallazgo preliminar ha sido detallado en un estudio publicado en el servidor de preimpresión arXiv.
La NASA lo confirma: el James Webb detecta el agujero negro supermasivo más distante jamás observado
Lo que primero alertó a los investigadores fueron las intensas líneas espectrales que emana GHZ2. La luminosidad registrada era tan potente que resultaba imposible explicarla únicamente mediante la radiación de estrellas normales.
Para verificar esta observación, el equipo comparó dos modelos teóricos: uno que solo incluía la emisión estelar y otro que combinaba estrellas con la presencia de un Núcleo Galáctico Activo (AGN), que es el indicativo de un agujero negro supermasivo consumiendo materia. Los resultados fueron contundentes: solo el modelo que incluía el AGN fue capaz de replicar la inmensa intensidad lumínica observada en GHZ2.
Aunque se necesita una confirmación definitiva, esta evidencia sugiere que GHZ2 alberga uno de los agujeros negros activos más antiguos y distantes jamás localizados. El descubrimiento es crucial porque implica que los agujeros negros supermasivos ya estaban plenamente formados y eran extremadamente potentes en una etapa del universo mucho más temprana de lo que se pensaba.
Según Oscar Chávez Ortiz, autor principal del estudio, la existencia de un sistema tan desarrollado tan pronto "plantea interrogantes sobre cómo los agujeros negros supermasivos ganan masa tan rápidamente". Este hallazgo reta los modelos actuales de coevolución entre galaxias y agujeros negros, destacando la necesidad de desarrollar marcos teóricos más avanzados que puedan interpretar la contribución conjunta de componentes estelares, de AGN e incluso de choque al analizar estas galaxias de alto corrimiento al rojo captadas por el James Webb.















