A primera vista, lo que parece ser una multitud de árboles individuales podría confundirse con una variedad de seres separados, pero en realidad, todo forma parte de una sola criatura. Esta singular forma de vida existía en la Tierra mucho antes de que los primeros humanos abandonaran África, hace decenas de miles de años, y se ha mantenido viva a través de una asombrosa red subterránea de conexiones genéticas y biológicas. ¿A qué ser nos referimos?
La criatura más antigua de la Tierra tiene 80.000 años y sigue creciendo, según científicos
Nos referimos a Pando, un extenso bosque de álamos ubicado cerca de Fish Lake, en Utah (Estados Unidos), que algunos científicos han catalogado como "el organismo vivo más grande y pesado del planeta". A simple vista, lo que se observa es un bosque compuesto por casi 50.000 árboles, pero, en realidad, todos ellos son parte de un solo organismo. La clave de este fenómeno radica en el hecho de que todos los árboles están interconectados por un mismo sistema de raíces y comparten una identidad genética idéntica, lo que significa que, biológicamente, no son árboles separados, sino clones de un solo individuo.
La biología detrás de Pando tiene una particularidad fascinante: los álamos que lo componen no se desarrollan a partir de semillas dispersas por el viento, sino que se reproducen mediante un sistema de brotes que emergen de las raíces de los árboles adultos. Estos brotes se convierten en nuevos árboles, pero genéticamente, siguen siendo parte del mismo organismo. De acuerdo con el geógrafo Paul Rogers, en una entrevista con la BBC, todos los árboles que conforman Pando, "son en realidad un solo árbol", gracias a la continua propagación clonal que ocurre bajo la superficie.
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El descubrimiento de esta red de vida fue el resultado de la investigación dirigida por la bióloga Rozenn Pineau, del Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta, cuyo equipo utilizó análisis genéticos para estudiar las mutaciones somáticas en los árboles de Pando. Las mutaciones somáticas son alteraciones en el ADN que ocurren después de la fertilización, a medida que las células se dividen y se desarrollan. Según Pineau, "Cuando Pando germinó a partir de una semilla, todas sus células contenían ADN esencialmente idéntico". Esta característica le otorga una identidad genética coherente a lo largo de milenios, lo que le permite mantenerse como un organismo viviente a través de una continua regeneración.
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En cuanto a la antigüedad de Pando, existen varias estimaciones científicas. La primera, que se basa en datos genéticos extraídos sin ningún error, sugiere que el organismo tiene aproximadamente 34.000 años de edad. Sin embargo, otras investigaciones, que consideran mutaciones somáticas no detectadas previamente, apuntan a una edad de 81.000 años. La tercera estimación, más conservadora, basada en el análisis de un menor número de mutaciones, sugiere que Pando tiene alrededor de 16.000 años. Estas variaciones en las estimaciones reflejan las dificultades inherentes a la medición de la antigüedad de un organismo tan único y complejo. Este "bosque" es, en última instancia, un testamento de la increíble adaptabilidad de la vida, una red biológica que ha persistido durante miles de años, creciendo y regenerándose de una manera que pocos seres vivos han logrado.