En la extensa base de datos de la Sociedad Meteorítica, que recoge más de 1100 muestras procedentes de la Luna y Marte, podrían añadirse pronto dos cuerpos celestes inéditos. Investigadores plantean la posibilidad de que dos meteoritos descubiertos en 2023 en el desierto del Sáhara provengan de Mercurio, el planeta más enigmático y menos explorado del Sistema Solar.
Científicos hallan dos meteoritos inéditos en el Sáhara que podrían desvelar secretos sobre el origen del Sistema Solar
Mercurio, vecino inmediato del Sol, ha sido históricamente difícil de estudiar debido a la intensa radiación solar y a su proximidad al astro rey. Por eso, conocer su composición y geología ha resultado todo un desafío para la comunidad científica. Hasta ahora, ninguna muestra de su superficie ha llegado a la Tierra, ni siquiera las misiones espaciales enviadas —la Mariner 10 en 1973 y la MESSENGER en 2004— lograron recopilar material físico.
Actualmente, la sonda BepiColombo se dirige hacia Mercurio con la intención de entrar en órbita a finales del próximo año, prometiendo revolucionar nuestro conocimiento sobre el planeta. ¿Por qué no hemos conseguido aún muestras de Mercurio? Su cercanía al Sol complica la expulsión de fragmentos que puedan llegar hasta la Tierra, dado que esos trozos deben vencer no solo la gravedad del propio planeta, sino también la poderosa fuerza gravitacional solar.
Por ello, aunque otros cuerpos como la Luna y Marte lanzan meteoritos con relativa facilidad hacia nuestro planeta, Mercurio permanece como una fuente prácticamente inaccesible de material. El estudio Eyecta de impacto mercuriano: meteoritos y manto, liderado por Ben Rider-Stokes, investigador postdoctoral de la Open University, sostiene que, según modelos dinámicos, deberíamos encontrar alrededor de diez meteoritos mercurianos entre los que llegan a la Tierra. Sin embargo, hasta la fecha ninguno ha sido identificado con certeza.
Los dos meteoritos hallados en el Sáhara, bautizados como Northwest Africa 15915 (NWA 15915) y Ksar Ghilane 002 (KG 002), parecen haberse formado hace unos 500 millones de años, incluso antes que la superficie actual de Mercurio. Su confirmación como fragmentos mercurianos sería un hito para la ciencia planetaria, aunque Rider-Stokes y sus colegas alertan sobre ciertas discrepancias entre estos meteoritos y las características conocidas de Mercurio. “Hasta que no obtengamos muestras directas o visitemos la superficie, será difícil probar o descartar su origen con total certeza”, concluye el investigador.















