Durante casi un siglo, la materia oscura ha sido el gran “fantasma” del cosmos: sabemos que está ahí porque mantiene unidas galaxias y cúmulos, pero nadie ha visto aún sus partículas de forma directa. Un nuevo análisis de datos del telescopio espacial de rayos gamma Fermi de la NASA, firmado por el astrónomo Tomonori Totani (Universidad de Tokio), encuentra un brillo de rayos gamma de unos 20 gigaelectronvoltios (20 GeV) en forma de halo alrededor del centro de la Vía Láctea que encaja bien con lo que se esperaría si partículas de materia oscura se estuvieran aniquilando allí.
El trabajo, publicado en Journal of Cosmology and Astroparticle Physics, se enmarca en la búsqueda de WIMPs, el candidato a materia oscura más estudiado. No emiten ni reflejan luz, pero cuando dos de ellas chocan podrían destruirse mutuamente y convertir parte de su masa en otros productos, entre ellos fotones de rayos gamma con energías muy concretas. Por eso, desde hace años se escrutan regiones repletas de materia oscura —como el centro galáctico— en busca de un patrón de rayos gamma que delate esas colisiones invisibles
En el análisis de Totani, analiza los datos más recientes de Fermi y detecta una componente de rayos gamma de unos 20 gigaelectronvoltios (20 GeV) formando una especie de halo esférico en torno al centro de la Vía Láctea. Lo llamativo no es solo la energía de los fotones, sino sobre todo la forma espacial de esa emisión: el brillo sigue muy de cerca el perfil esperado del halo de materia oscura de la galaxia, una distribución densa en el centro y más difusa hacia la periferia, que no coincide con las estructuras típicas de otras fuentes astrofísicas conocidas.
Un exceso compatible, pero muy discutido
Miguel Ángel Sánchez Conde, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador del IFT (UAM-CSIC), en declaraciones a Science Media Centre (SMC) España, considera que el estudio “es de buena calidad” y utiliza herramientas estándar con varias mejoras —más años de datos, otro tratamiento de la emisión difusa, suavizado espacial—, y admite que, de confirmarse, “sería, sin duda, uno de los grandes descubrimientos en la historia de la ciencia”. Pero recalca que las conclusiones “adolecen de grandes incertidumbres” y que no se puede afirmar que sea “la primera vez que se ha visto la materia oscura”. Para explicar el exceso con WIMPs, recuerda, sería necesaria una tasa de aniquilación unas diez veces mayor de la esperada y en conflicto con las restricciones que imponen las observaciones de galaxias enanas, además de una distribución de materia oscura en la Vía Láctea “especialmente atípica”.
Más escéptico se muestra Juan Abel Barrio, catedrático de la Universidad Complutense e investigador en astrofísica de rayos gamma en IPARCOS. Define la detección de materia oscura como “uno de los ‘santos griales’ de la Física” y recuerda a SMC España que la colaboración internacional Fermi, con unos 150 científicos, lleva más de 15 años analizando con enorme detalle precisamente esa región de la galaxia.
Un indicio que aún debe pasar muchos filtros
Jorge Sánchez Almeida, profesor de investigación del Instituto de Astrofísica de Canarias, ofrece una valoración intermedia. A su juicio, “la investigación es de buena calidad. Sigue los estándares y las conclusiones están discutidas conforme a estos”, pero las implicaciones dependen por completo de lo que ocurra más adelante: solo si en el futuro se confirmase que esos rayos gamma proceden realmente de la desintegración o aniquilación de materia oscura se podría discriminar qué modelos siguen en pie y cuáles no.















