China lidera la industria militar. El país asiático, que aspira a conquistar los cielos, quiere demostrar su hegemonía en los mares. Y el pasado 3 de septiembre, Pekín, en un acto militar, presentó otra de sus armas del futuro: el Type 076, un coloso que ya ha comenzado a mostrar de qué es capaz.
China destapa el Type 076: un coloso híbrido de 40.000 toneladas con catapulta eléctrica de 130 metros que inquieta a EE.UU.
Su aparición no es un simple añadido al catálogo naval chino, sino un salto de categoría. El primer ejemplar, bautizado como Sichuan, zarpó de los astilleros de Shanghái y completó sus primeras pruebas de mar el pasado 16 de noviembre. Desde entonces, se ha convertido en uno de los proyectos más comentados dentro de la modernización militar china, y no es para menos. Con 40.000 toneladas de desplazamiento, 260 metros de eslora y una cubierta de 13.500 metros cuadrados -más grande que dos campos de fútbol juntos-, el Type 076 se acerca peligrosamente a la escala de portaaviones de referencia como el Charles de Gaulle.
Pero la clave no está sólo en su tamaño, sino en lo que puede hacer con él. El Type 076 es un híbrido: un buque de asalto anfibio capaz de actuar como portaaviones ligero. Su cubierta admite helicópteros, drones y aeronaves de ala fija, mientras que su dársena interna permite desplegar lanchas de desembarco y vehículos anfibios. A bordo, hasta 1000 infantes de marina pueden prepararse para una operación en cuestión de minutos. Es versatilidad pura, diseñada para un escenario donde China quiere controlar el ritmo.
Ese salto operativo viene acompañado de dos revoluciones tecnológicas. La primera es su catapulta electromagnética, similar a la que emplean los portaaviones más avanzados de Estados Unidos y comparable en tamaño a la del propio Fujian. Esto permite lanzar aviones convencionales, rompiendo las limitaciones habituales de los buques de su categoría. La segunda revolución es su propulsión completamente eléctrica: un sistema que combina turbinas de gas y generadores diésel para producir 78 MW de potencia, suficiente para mover la nave y alimentar picos energéticos como los de la catapulta.
Su defensa también está a la altura del desafío, con misiles antiaéreos, cañones CIWS y lanzadores de señuelos que completan un escudo robusto. Y todo esto en un momento en el que China acelera su expansión marítima, con el mar de China Meridional, Taiwán y Japón como telón de fondo, y Estados Unidos observando cada movimiento.















