En los tranquilos cauces de algunos ríos españoles, un visitante insólito se ha ganado la admiración de la comunidad científica: el ajolote, un anfibio originario de México que parece desafiar las leyes del envejecimiento.
Este animal, emparentado con las salamandras, ha capturado la atención de biólogos europeos no solo por su peculiar aspecto —branquias externas en forma de penacho y una eterna sonrisa que recuerda a un personaje de anime—, sino por su capacidad única de regenerar órganos y mantenerse en un estado larvario toda su vida. En España, se ha encontrado en ríos y otras zonas de donde no es originario, por lo que los expertos apuntan a que ha sido introducido de forma artificial, al haber sido soltado por particulares que los tuvieron como mascota.
Puede regenerar órganos y extremidades
El ajolote (Ambystoma mexicanum) posee una habilidad que lo convierte en un modelo de estudio sin precedentes: puede regenerar desde extremidades amputadas hasta porciones de corazón o cerebro sin dejar cicatriz. Lo más extraordinario es que no sufre un proceso de envejecimiento celular como el de otros vertebrados, lo que ha llevado a muchos investigadores a referirse a él como “biológicamente inmortal” —aunque no sea inmune a enfermedades o depredadores. Esta capacidad ha despertado el interés de universidades españolas en proyectos de regeneración tisular y medicina antienvejecimiento.
En centros como el Instituto de Biología Evolutiva (IBE-CSIC-UPF) o la Universidad de Murcia, se crían ajolotes en condiciones controladas para comprender los mecanismos genéticos que les permiten conservar una juventud permanente. En una entrevista con El País, la bióloga Rebeca Vázquez explicó que “el ajolote tiene genes silenciados en humanos que podrían reactivarse con la terapia adecuada, y eso nos ayudaría a reparar tejidos o ralentizar ciertas enfermedades degenerativas”. Este tipo de estudios no solo abre la puerta a terapias regenerativas, sino también a tratamientos menos invasivos para lesiones graves.

No solo vive en México
Aunque su hábitat natural se limita a los lagos de Xochimilco en México, donde está en peligro crítico de extinción debido a la contaminación y la expansión urbana, el ajolote ha encontrado refugio en varios países europeos. En España, si bien no se halla en libertad, algunos ejemplares han sido detectados tras escapes accidentales en ríos y embalses, aunque sin llegar a formar poblaciones estables. Los especialistas advierten que su introducción en la naturaleza ibérica debe evitarse, ya que podría alterar los ecosistemas locales, aunque su resistencia biológica lo hace difícil de erradicar una vez establecido.
El ajolote ha sido apodado el “Pokémon mexicano” no solo por su apariencia caricaturesca —que incluso inspiró al personaje Wooper en la popular franquicia—, sino porque representa una criatura fantástica que ha dejado de ser ficción. Su capacidad de regeneración, su eterna juventud y su papel en la ciencia moderna lo han convertido en un símbolo de esperanza para la medicina del futuro.