Ari Aster vuelve a adentrarse en los terrenos más turbios de la mente humana con Eddington, su nuevo thriller psicológico que acaba de presentar su primer tráiler. El director, conocido por perturbar al espectador con Hereditary, Midsommar o Beau tiene miedo, se lanza ahora al terreno del western contemporáneo con un relato que promete ser tan intenso como incómodo.
Está producida por A24
La cinta, producida por A24, Square Peg y 828 Productions, cuenta con un elenco estelar encabezado por Joaquin Phoenix y Pedro Pascal, dos de los actores más codiciados del momento. Ambientada en un pequeño y aparentemente apacible pueblo de Nuevo México, construye una historia que se inicia en mayo de 2020, en pleno estallido de la pandemia de COVID-19.
El conflicto central parte de una colisión de poder entre el sheriff local, interpretado por Phoenix, y el alcalde, papel que recae sobre Pedro Pascal. Lo que comienza como un enfrentamiento institucional escala rápidamente hasta dividir a toda la comunidad, desatando tensiones latentes y sacando a flote heridas colectivas aún abiertas.
Un elenco 'top'
El tráiler —lanzado por A24 y viralizado rápidamente en redes sociales— juega con un recurso narrativo poco habitual: gran parte del avance se compone de clips que simulan publicaciones de redes sociales de los propios personajes. Comentarios fragmentados sobre política local, desigualdad económica, gestión de la pandemia y conspiraciones alimentan un clima de tensión creciente que recuerda, por momentos, a una distopía muy próxima a la realidad.
Aster, fiel a su estilo, parece dispuesto a explorar el pánico colectivo desde el prisma de la paranoia, la moralidad difusa y la soledad contemporánea. Además de Phoenix y Pascal, Eddington reúne a un reparto coral que incluye a Emma Stone, Austin Butler, Luke Grimes, Deirdre O’Connell y Clifton Collins Jr., entre otros.
La selección de actores da pistas sobre la ambición dramática del proyecto, donde cada uno de los residentes de este pueblo ficticio tendrá su papel en una narrativa coral cargada de simbolismo y crítica social. Aster ha asegurado en entrevistas recientes que el filme “es tanto una película de terror político como una disección íntima de cómo nos hablamos —y nos destruimos— desde una pantalla”.