Si existe un héroe que encaje a la perfección en la definición más pura e irreprochable de héroe, ese es Superman. Creado por el escritor estadounidense Jerry Siegel y el dibujante canadiense Joe Shuster en 1933, Superman es considerado el primer superhéroe del cómic, y durante décadas, ha cautivado la fascinación de jóvenes y adultos en las páginas de las más variadas historias. Baluarte de DC Cómics desde la publicación de su primera historia en 1938, el Hijo de Krypton ha disfrutado de distintas representaciones físicas en televisión y cine, una responsabilidad no carente de responsabilidad e importancia debido al peso que significa portar la capa roja y el símbolo de la Casa de El.
En Vandal Random, al igual que con figuras totémicas para la cultura popular como el Joker o Batman, hemos querido repasar algunas de las mejores representaciones físicas de este importante personaje, que recientemente, apareció en la Liga de la Justicia y que tiene en Henry Cavill su más reciente representación.
8. George Reeves (1951)
Comenzamos por el original. George Reeves tiene el honor de haber interpretado por primera vez en televisión a Superman en las llamadas ‘Las aventuras de Superman’, una serie que arrancó en el 1951 y a la que le costó, paradójicamente, despegar. George Reeves tuvo una dilatada carrera como actor de películas de bajo presupuesto y serie B, aunque se granjeó una fama gracias a sus interpretaciones como uno de los pretendientes de Vivien Leigh en la obra maestra Lo que el viento se llevó y a la infravalorada Lydia junto a Merle Oberon, que si bien cautivó a la crítica, fue un auténtico fracaso en taquilla. Tras hacer sus pinitos en el western, Reeves se enroló en el ejército y se convirtió en todo un símbolo del cine de propaganda, participando en diversos proyectos y pequeños cortes publicitarios del ejército estadounidense.
En 1951 comenzó su andadura como Superman. Si bien el propio Reeves se tomó con reticencia el papel -no estaba convencido en absoluto del mismo, y consideraba que era un papel basura-, acabó siendo la imagen física del héroe del cómic durante años. La producción, como muchos seriales de la época, era escasas y tendía a la reutilización de escenarios, al stock de efectos especiales y a los trucos más básicos y cutres para ahorrar cada dólar en su filmación, pero consiguió calar gracias a la astucia de unos productores que planificaron el piloto de la serie como un primer capítulo para un serial y una hipotética película. Con horarios apretados, y con la retransmisión a nivel nacional gracias a Kellog’s -sí, los responsables de los cereales firmaron un acuerdo muy importante como patrocinadores- y a la participación de ABC -que permitió la difusión nacional-, Las aventuras de Superman ganaron en notoriedad y se convirtieron en todo un fenómeno de los años cincuenta.
Reeves se convirtió en un icono, fundiéndose con el personaje hasta niveles que ni él mismo imaginaba, y haciéndose a una fama que según dicen, no consiguió manejar. La serie gozó con cuatro temporadas, más de cien capítulos y supuso el germen y el origen de lo que hoy conoceríamos como el Superman moderno. Sin embargo, cuando el éxito parecía no acabar y Reeves se hacía un hueco en el acervo cultural como un verdadero role model para jóvenes y pequeños, falleció en extrañas circunstancias tras recibir un disparo en la cabeza. La prensa de la época y varias investigaciones similares hablaron de suicidio y problemas con el alcohol derivados de una profunda depresión por un estancamiento de su carrera, pero el asunto jamás se esclareció. La excelente película Hollywoodland, protagonizada por Ben Affleck -que más tarde sería uno de los mejores Batman de la historia-, habla de su vida.
7. Kirk Alyn (1948, 1950)
Kirk Alyn es, nada más y nada menos, que el primer Superman. Estadounidense, dio vida a Kal-El en 1948 y 1950, en dos películas de dudosa calidad pero que forjaron el mito y que sirvieron de primer gran paso para lo que, a posteriori, acabaría significando Superman para la cultura popular. Alyn comenzó su carrera en la interpretación de una manera harto curiosa, siendo figurante de los más variados musicales en Broadway, contándose incluso su participación en uno de los pelotazos de la década de los años 30, Of Thee I Sing. Mientras hacía sus pinitos como cantante y bailarín en el vaudeville de la época, contrajo matrimonio con la actriz y cantante Virginia O’Brien Vergara -todo un referente del momento- y fue entonces cuando tuvo la oportunidad de su vida: encarnar al hombre de acero.
Alyn no tuvo suerte en el cine, un medio que le daba papeles de poca importancia, cameos y roles muy pequeños. La maquinaria de Hollywood siempre ha sido bastante clasista, y Alyn fue triturado por ella. Sin embargo, tuvo la suerte de aparecer en las primeras versiones del personaje de Siegel y Shuster, siendo una de las más referidas por los críticos y aficionados al héroe de la viñeta debido a su trabajada dualidad como Clark Kent y Superman, algo que ni el propio Reeves pudo igualar años más tarde en su serial. Alyn era idéntico a su homólogo de tinta y papel, con un rostro muy particular, y un físico casi perfecto -en parte a su herencia de curtido danzarín-, pero sobre todo con una dosis de carisma inigualable.
El mechón negro cruzando su frente, su cincelado rostro, sus prominentes músculos y sus dotes artísticas, lo llevaron a firmar en dos películas como el héroe. Superman, en 1948, se concibió como una película/serial, que nos trasladaba a la llegada del personaje a la Tierra desde Krypton, su relación con Lois Lane y Jimmy Olsen en el Daily Planet y su batalla contra una enemiga conocida como Spider Lady. Más tarde, con el estreno de Atom Man vs. Superman en 1950, Lex Luthor -bajo la interpretación del experimentado Lyle Talbot- hizo acto de aparición, con un presupuesto algo más holgado y un argumento incluso más parecido al de las historietas. Alyn gozó del apoyo popular, y se hizo su propio hueco como Superman -marcó su vida de forma ineludible, pues jamás logró alcanzar la misma fama que en la época en la que se enfundó el traje-. Años más tarde, en la película de Superman protagonizada por Christopher Reeve en 1978, encarnaría al padre de la joven Lois Lane junto a su co-estrella televisiva Noel Neill.
6. Dean Cain (1993-1997)
Hay una cierta tendencia impostada y un tanto falsa -en parte, tiznada de cierta nostalgia- a encumbrar toda aquella producción audiovisual que se estrenase en los años ochenta y noventa. Sí, hay verdaderas obras maestras, pero también hubo cosas que si bien no eran especialmente buenas, sí pasaban el corte.Lois y Clark: Las aventuras de Superman era una serie ñoña, poco recomendable, que acabó triunfando con el paso del tiempo y la excelente química que mantenían ambos actores protagonistas. Esto, unido a uno de los primeros fenómenos fan de la televisión de la época, acabó por potenciar un show de ficción que nos regaló uno de los mejores Superman dentro de su propio estilo.
Dean Cain lo tuvo todo para triunfar, aunque pagó cierto precio. Cain, de ascendencia japonesa, tuvo un pasado como jugador de fútbol americano profesional, siendo una de las estrellas más queridas del deporte en la universidad aunque una trágica lesión de rodilla, justo antes de firmar con los Buffalo Bills en la NFL, truncó su carrera. No se rindió, y aunque su sueño de ser deportista se vino abajo, Cain decidió proyectar sus dotes físicas y sus propias cualidades artísticas en ser actor. Comenzó protagonizando pequeños especiales y anuncios para televisión para Kellog’s, y más tarde, apareció en papeles de figurante en series como Beverly Hills, 90210. Su oportunidad de oro, aquella que acabaría definiendo toda su carrera, llegó en 1993.
Junto a Teri Hatcher -siendo honestos, Cain no sería nadie sin Hatcher-, Cain consiguió aportar una tridimensionalidad inusitada en el personaje, confiriéndole a Kal-El una serie de capas en forma de fortalezas y debilidades que jamás habían sido vistas en pantalla, y que habían quedado relegadas a meras notas a pie de página en las viñetas. Se consiguió humanizar a Superman, pero también se potenció a Clark Kent, explorando la relación con Lois Lane y el universo sentimental y laboral que unía el destino de ambos. La serie mantuvo el tipo durante cuatro temporadas, alcanzando en su cenit la capacidad de congregar a más de quince millones de espectadores delante de la televisión. En 1997, en una pequeña crisis televisiva, la serie se canceló. La historia de Dean Cain en el cine o la tele no dio para mucho más, aunque su relación con Superman jamás desapareció. Cain hizo un cameo en la séptima temporada de Smallvile como Vandal Savage, uno de los villanos más emblemáticos del cómic de DC y más adelante, en la serie de éxito Supergirl, dio vida al padre adoptivo de Kara. Un dato curioso: Dean Cain es el actor que más películas con temática navideña tiene en su haber.
5. Tyler Hoechlin (2016-)
Tyler Hoechlin vio, llegó y venció. Hoechlin, actor experimentado en cine y televisión -interpretó a Michael Sullivan Jr. en la obra maestra de Sam Mendes Camino a la perdición en 2002-, se hizo un nombre con la serie Teen Wolf para MTV. Deportista de élite dentro del beisbol -quiere incluso convertirse en una figura de renombre en las ligas mayores-, Hoechlin consiguió en 2016 revolucionar a todo internet con su interpretación de Superman en el éxito de la cadena CW, Supergirl. No salió demasiado -apenas en dos episodios de la segunda temporada y un cameo hacia la conclusión de la misma-, pero su encarnación como Superman enamoró a propios y extraños por su aspecto clásico y moderno al mismo tiempo, convirtiéndose en la referencia a seguir dentro del nuevo y ambicioso universo televisivo orquestado por CW y DC. Pero, ¿qué tiene Tyler por encima de otras opciones?
Hoechlin representa una faceta mucho menos taciturna que la de otras encarnaciones, más jovial, sincera y sin preocupaciones. Estableciendo un paralelismo con Dean Cain, diríamos que es la interpretación naif y un tanto bobalicona que tan bien le ha sentado al personaje con anterioridad. De hecho, y también tirando de archivo, podemos observar algo de la bondad de Reeve en su actuación. Es esa amabilidad, ese toque de un ser de otro planeta que intenta pasar desapercibido en nuestro mundo, es lo que mejor hace Hoechlin.
4. Tom Welling (2001 - 2011)
La televisión fue el nicho para Superman durante los peores años para el personaje en la ficción audiovisual de gran consumo. Y en ella, si hay un actor que merece la pena destacar por su papel como Clark Kent, ese es Tom Welling. La carrera de Tom Welling comenzó en el mundo de la moda, cuando un cazatalentos lo descubrió con apenas 22 años. Welling hizo sus pinitos en el ámbito de la publicidad y la pasarela, viajando por todo el mundo e interpretando a algún que otro papel para anuncios y spots de televisión. Fue justo ahí cuando el propio Welling se comenzó a interesar por la actuación, dando el salto en el medio a través de la serie Judging Amy en un papel que cuajó tanto en la audiencia que pasó de tres pequeñas apariciones en tres capítulos a algo más. Entre serie y serie, Welling ganaba popularidad a pasos agigantados entre la comunidad fan, que lo destacó como uno de los talentos más frescos del panorama estadounidense. Y llegó Smallville.
Si bien no está confirmado del todo -siempre existe algo de interpretación en esto-, se dice que Tom Welling llegó a rechazar varias veces la proposición del papel de Clark Kent en Smallville luego de una exhaustiva búsqueda de rostros frescos, joviales y distintos para representar la vida del Hijo de Krypton en sus primeros años. Alfred Gough y Miles Millar fueron muy claros: querían narrar las aventuras de un joven Clark, inexperto y poco experimentado, en el pueblo ficticio de Smallville en Kansas -¡Sin vuelos ni mallas! fue su lema-. Warner Bros. quería ahondar en la faceta juvenil, contándonos historias propias del instituto -y así llegando a un segmento de público que la cadena de cable The WB ansiaba- y ofreciéndonos una visión distinta de un Superman que experimentaba y descubría sus poderes poco a poco.
Pero, lo que comenzó siendo una serie de high school con bichos raros, pronto comenzó a ser algo más. DC Cómics vio todo un filón en la producción, un nicho que ayudaba a dar vida al universo mitológico del personaje, y que además, vivió un progresivo avance hacia la formación de Clark Kent en Superman. Welling creció en Smallville a lo largo y ancho de las diez temporadas, haciéndose a la responsabilidad de vivir bajo la presión de ser el hombre de acero. Descubrió su pasado, convivió con los habitantes del pueblo y fue haciéndose a sus dotes naturales como superhéroe entre plantaciones, granjas y exámenes de instituto. No se enfundó jamás el traje escarlata y azul, pero la gente comenzó a relacionarlo automáticamente con el héroe durante los primeros años de los 2000, hasta tal punto, que cuando se empezó a hablar del proyecto de Superman Returns al cine, se propuso constantemente su nombre. Desgraciadamente, Warner Bros. dejó claro que quería diferenciar ambos proyectos, y que el trabajo de Welling se ceñiría únicamente a la televisión. Bryan Singer optaría por Brandon Routh, en una producción muy polémica -e injustamente criticada-.
3. Brandon Routh (2006)
¿Qué falló con Superman Returns? Honestamente, quizás todo. Y al mismo tiempo, nada. Superman Returns estaba destinada como película a devolver a Superman al cine por la puerta grande, de la misma forma en la que Batman lo había hecho un año antes con Batman Begins de Christopher Nolan y Christian Bale. Warner Bros. y DC Cómics querían borrar todo rastro de los fracasos anteriores con el personaje, eliminando cualquier rastro de cintas de segunda o tercera categoría como Superman III y Superman IV, y para ello se buscó a los mejores de sus respectivos campos. Bryan Singer, director de películas como X-Men y su secuela, Sospechosos habituales y Verano de corrupción, se encargaría de dirigir y escribir el film. Pero, ¿quién sería Superman? Un desconocido actor de Iowa.
Brandon Routh nació en un pequeño pueblo de Iowa, y desde su más tierna infancia, demostró interés por el mundo de la música y el teatro. De grandes dotes artísticas y buen deportista, siempre destacó por encima de sus compañeros por su increíble versatilidad a la hora de realizar cualquier tarea. Antes de su etapa de instituto, Routh comenzó a devorar cómics de Superman y a empaparse de sus diversas aventuras en las páginas de los tebeos, algo que despertó en él la necesidad de contar historias. Fue en la universidad de Iowa, en la que entró pensando en ser escritor, cuando Superman volvió a su vida. Al bueno de Routh lo paraban constantemente haciéndole hincapié en su asombroso parecido con Christopher Reeve, algo que le valió para que un representante tuviera interés en él y lo iniciara en el mundo de la actuación.
Routh tuvo varios papeles la televisión, siendo extra de videoclips de Christina Aguilera o incluso en Las Chicas Gilmore. Su carrera no brillaba, pero Brandon Routh se conformaba con salir en el cine y la televisión como figurante. Pero el Hijo de Krypton apareció en su vida una vez más. Debido a la obsesión de Singer por buscar una nueva cara para Superman -se rechazaron nombres con mucho tirón en la época como los de Ashton Kutcher, James Caviezel e incluso Josh Harnett-, Brandon Routh apareció en el momento justo y en lugar adecuado. Singer notó el asombroso parecido con Reeve, su aire clásico y su porte de otra era, algo que encajaba con la visión del director de traer el estilo de las cintas de Richard Donner a los nuevos tiempos. En otras palabras: Routh era el ideal de Superman que se buscaba.
De la noche a la mañana, Routh se convirtió en una celebridad. Cuando aparecieron las primeras fotografías oficiales con el traje del superhéroe, internet se revolucionó. Tanto detractores como aficionados y defensores, estuvieron debatiendo durante meses la elección del actor como Superman. Superman Returns llegó en 2006 y aunque no funcionó tan mal como se cree -no fue un éxito de taquilla, pero tampoco el batacazo que suele atribuirse al film-, la cinta no funcionó. El argumento no conectó con el público, y pese al toque vintage de toda la película -que era un cómic de la etapa dorada del personaje-, no se llegó a conseguir aquello que se ansiaba. Sin embargo, Brandon Routh estuvo impecable. Consiguió recordar a Christopher Reeve, añadió su propia presencia y carisma al héroe y fue uno de los mejores Clark Kent que se recuerdan. Se esforzó por ser icónico, solemne, y no falló en su titánica tarea.
Desgraciadamente, la mediocre recaudación y las críticas tibias recibidas por la película, le negaron la oportunidad a Routh de volver a encarnar a Superman en las otras dos potenciales cintas para las que había firmado. Su recreación cayó pronto en el camino de los memes y las bromas habituales de internet, algo que lo llevó a desaparecer del circuito de Hollywood durante varios años, con proyectos cancelados, papeles recurrentes en TV -como su rol en Chuck- y participaciones en películas de culto basadas en el cómic como Scott Pilgrim vs. the World. El paso del tiempo fue siendo benévolo y justo con su representación de Superman, algo que le valió incluso el respaldo de Quentin Tarantino, que dice poseer una crítica de una veintena de páginas en la que defiende justamente el film de Bryan Singer y su rol como el héroe del cómic. Routh ha vuelto a unirse a DC Cómics, aunque de una manera distinta: ahora encarna a el Átomo en la serie de televisión Arrow, todo un éxito de la pequeña pantalla.
2. Christopher Reeve (1978-1987)
Christopher Reeve fue el faro de toda una generación de aficionados al cómic que, por primera vez, veían como el héroe de la viñeta era tratado con respecto y seriedad en el cine. Para una gran parte de los espectadores, Reeve fue, es y será siempre Superman. Consiguió enarbolar con su presencia todos los ideales y valores del héroe de la viñeta, tomando la piel de Kal-El de la mejor manera posible y portando la capa del personaje desde 1978 hasta en cuatro ocasiones. Mítico, todo un icono de la cultura popular y uno de los actores más recordados de todos los tiempos, Reeve se apoderó de la pantalla con un Superman carismático y fuerte, pero también con un Kent noble y torpe.
Richard Donner, director de las dos primeras películas de Superman protagonizadas por Christopher Reeve, siempre destacó que desde el primer instante que lo vio cruzar la puerta -Reeve medía 1,93 m-, supo que era la elección más correcta para el papel. Si bien el actor no estuvo convencido de su elección hasta que leyó de forma intensiva el guion original -en el que se trataba la existencia de Superman de una manera realista, creíble y responsable-, pronto se sintió cómodo y decidió aportarle al héroe una imagen caballerosa y vulnerable, una idea que se le ocurrió antes de hacer sus primeras pruebas en Londres delante de actores como Gene Hackman -Lex Luthor- y Marlon Brando -Jor-El-. Según explicaría más tarde, Reeve basó su aproximación de Clark Kent con la imagen de Cary Grant en mente. La prueba salió bien, y Reeve acabó haciéndose con el papel.
Su preparación fue intensa y compleja. Reeve era un actor muy alto, pero su complexión física delgada y su desgarbada pose, llevaron a los productores a diseñar trajes con músculos falsos y de plástico para aportar una presencia más cercana al ideal del cómic. El intérprete rechazó la idea rápidamente, y se dispuso a entrenar duro durante una preparación física intensiva que se llevó a cabo durante algo más de dos meses. Entrenando codo con codo con el mismísimo David Prowse -el actor que estuvo debajo de la máscara de Darth Vader en la trilogía original de Star Wars-, levantando peso y fortaleciendo músculos durante más de dos horas diarias, tomando un dieta rica en proteínas y llevando un control casi obsesivo de sus rutinas, Reeve ganó 14 kilos y acabó dando la talla en las mallas azules y rojas del personaje.
Pese a no haber sido un fan de los cómics de Superman, Christopher Reeve lo fue durante cuatro películas. Su conexión con el personaje fue duradera, creíble y tangible -en parte por su vínculo especial desde la infancia por el serial protagonizado por George Reeves-, y en la mente de millones de aficionados de todo el mundo, sigue siendo la mejor interpretación posible del personaje. Desgraciadamente, el Superman del siglo XX, aquel que hizo creer a toda una generación de espectadores que podían volar, sufrió en 1995 un aparatoso accidente en una competición de hípica en Virginia que acabó fracturándole dos vértebras cervicales y postrándolo a una silla de rueda de por vida -sus esfuerzos y su carácter luchador lo llevaron a recuperar la movilidad parcial de dedos y algunas partes del cuerpo-. Reeve falleció a los 52 años de edad tras un ataque al corazón.
1. Henry Cavill (2013 -)
La historia de Henry Cavill con Superman es bien curiosa. El actor británico -que estuvo a punto de ser James Bond en Casino Royale-, fue una de las opciones que McG barajó para interpretar al héroe del cómic en su proyecto de 2004, mucho antes de que Bryan Singer tomase las riendas del film para Warner Bros. y diera luz verde a lo que más tarde sería Superman Returns. Curiosamente, Cavill siempre estuvo ahí y no terminaba de dar el paso. El actor se granjeó una fama con la serie Los Tudor, y estuvo cerca de aparecer en Crepúsculo y Harry Potter y el cáliz de fuego, pero su carrera cambió por completo cuando Warner Bros., tras la finalización de la trilogía de El caballero oscuro de Christopher Nolan, decidió dar un nuevo paso hacia un universo cinematográfico que equiparase los héroes y villanos de DC Cómics con las cada vez más exitosas películas de Marvel.
Corría el año 2011 cuando Zack Snyder, director de 300 y Watchmen, lo escogió para su proyecto basado en Superman, El hombre de acero, una primera losa para un titánico proyecto que construiría toda una mitología gigantesca alrededor de los personajes de las novelas gráficas de DC. La elección fue aplaudida por propios y extraños, que vieron en Cavill una aproximación muy distinta a la habitual, que se desligaba de las imágenes más cándidas y vulnerables de Routh y Reeve y que adentraba a Superman en un terreno más maduro. “En el panteón de los superhéroes, Superman es el más reconocido, venerado y querido personaje de todos los tiempos, así que poder encarnarlo en la gran pantalla en su regreso a los cines, es todo un honor y una responsabilidad”, afirmaba el propio Henry Cavill cuando comunicó a la prensa su participación. Durante tres meses, Cavill estuvo consumiendo más de 5000 calorías al día, entrenándose en sesiones maratonianas de levantamiento de peso y devorando novelas gráficas, cómics y tebeos de toda clase en relación al personaje.
Cavill, que fue el primer actor no estadounidense que se encajó el traje kryptoniano -con esta elección en función de la nacionalidad también hubo cierta polémica, aunque no lo creáis-, decidió trabajar junto a Snyder en las múltiples capas de identidad que subyacen en Superman. “Existe una constante lucha en el interior de Superman sobre su verdadera naturaleza. No existe nadie como él, está completamente solo, es el último de su raza y su planeta. No sabe quién es”, explicaba haciendo referencia explícita a la soledad del héroe. El hombre de acero potenció esta faceta del superhéroe, contándonos sus orígenes, su relación con sus poderes y su destino como salvador de la humanidad. Siguiendo con la idea original de Zack Snyder -dioses y metahumanos entre mortales-, el Superman de 2013 consiguió aportar una capa como mesías extraplanetario que no todos los espectadores vieron con buenos ojos.
Pero, ¿cómo fue el rol de Cavill? Perfecto. Hablamos de la reinterpretación más loable, compleja y notable del héroe de Jerry Siegel y Joe Shuster, una criatura del espacio, perdida y solitaria, pero que tuvo una infancia humilde en un pueblo perdido de Kansas y que encontró el amor entre nosotros. El hombre de acero le valió a Cavill la oportunidad de labrarse un nombre en el cine, ofreciéndonos una interpretación excelente como Clark Kent y Superman además de representarlo físicamente a la perfección. Tras su película fundacional, el británico volvió a interpretar a Superman en la infravalorada Batman v Superman y en la Liga de la justicia. Si bien su papel en esta última no es nada malo, una serie de decisiones argumentales y una producción convulsa -sí, aquí podéis saber más del borrado digital de su bigote-, han acabado por deslucir un poco su colosal tarea. Sin embargo, no hay duda de que se trata del mejor Superman posible para los tiempos que corren.
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