Sir Ridley Scott, creador de cintas como Gladiator o Black Hawk Derribado, rodó en 1979 lo que se considera una obra maestra de la ciencia ficción y el terror, Alien. La cinta lo cambió todo, y como os comentábamos en nuestro especial por su 40º aniversario, está llena de anécdotas, detalles y elementos que enaltecieron aún más su legado e impacto entre las audiencias. Entre los muchos espectadores y aficionados a la cinta protagonizada por Sigourney Weaver, se encontraba el mismísimo Stanley Kubrick, que llamó a Scott para preguntarle cómo rodó la secuencia del revientapechos, una de las más míticas y emblemáticas del film.
Kubrick llamó a Scott para felicitarle por la película y la escena
Scott, que en estos momentos está esperando que la pandemia de coronavirus remita para poder finalizar The Last Duel -de hecho, confirma que está asutado por el virus-, ha confirmado en una entrevista con Los Angeles Times que el propio Kubrick le llamó para saber e indagar más sobre la manera en la que la criatura salía del pecho de Kane (John Hurt), un momento que quedó grabado a fuego en las retinas de toda una generación de espectadores. "Recuerdo que Stanley Kubrick me llamó para decirme: ‘¿Cómo lo has hecho? He puesto la escena a cámara lenta y no puedo ver el corte'. Yo se lo conté todo y él me dijo: 'Ok, lo tengo, y te ha funcionado'", admite entre risas. Kubrick, que falleció en 1999, había rodado en aquellos días cintas como Espartaco, 2001: Una odisea en el espacio, La naranja mecánica y Barry Lyndon -de 2001, de hecho, hoy tenemos nuevas noticias-, por lo que imaginad el halago para un Scott que estaba empezando.
De Alien: El octavo pasajero, el reparto recuerda con especial cariño el momento del nacimiento del xenomorfo, que se abre paso a través del pecho de John Hurt mientras compartían almuerzo, una de las secuencias más icónicas del film y de la historia del cine. "Habían llenado el pecho de Hurt con restos de casquería y sangre falsa y nos lanzaron de todo cuando entramos en la toma", añade Veronica Cartwrigh, una de las protagonistas de la tensa secuencia.
"Todo el lugar estaba envuelto en plástico. Todo el mundo estaba en impermeables. Estábamos muy extrañados. Dijeron que me mancharía un poco de sangre: no esperaba que me iba a salpicar con un chorro directo. Me golpearon directamente en la cara con la sangre falsa y de ahí salió el famoso 'Oh, Dios'. Se grabó en una sola toma", concluye.