Sony ha recapacitado. La apuesta del estudio por construir un universo cinematográfico centrado en los villanos de Spider-Man parece haber llegado a un punto muerto. A pesar del éxito inicial de Venom (2018), las posteriores entregas como Morbius (2022) y Madame Web (2024) han fracasado tanto en taquilla como en crítica, evidenciando las carencias de un proyecto que nunca logró consolidarse y que, además, intentó competir con Marvel Studios y su Universo Cinematográfico. Ahora, con el estreno de Kraven The Hunter prometiendo arreglar los entuertos, parece que Sony ha tirado la toalla. Según han desvelado varios medios estadounidenses, con un presupuesto de 110 millones de dólares, Kraven será el cierre temporal de esta saga. ¿Por qué?
El universo de villanos de Spider-Man de Sony llega a su fin (por ahora) con 'Kraven the Hunter' y hay una razón de peso
El descenso del interés del público en el género de los superhéroes es evidente y salvo contadas excepciones, no hay grandes taquillazos. Mientras que Venom recaudó casi 900 millones de dólares, una cifra bastante alta, su secuela apenas superó los 500 millones.
Este declive monetario -que ha ido a más en los últimos años- refleja una crisis estructural en la estrategia de Sony, que ha gastado más de 465 millones de dólares en producción para películas que, salvo excepciones, carecen de una visión coherente y de la conexión que define al exitoso Universo Cinematográfico de Marvel (MCU).
Sony, con una fuerte campaña de promoción, ha intentado capitalizar los derechos de Spider-Man explorando personajes secundarios, pero la ausencia de un protagonista fuerte y una narrativa consistente ha sido evidente, generando un sinfín de villanos y antihéroes y sus respectivos orígenes, sin apenas relación entre ellos. Además, su excesiva dependencia de escenas poscréditos ambiguas y desconectadas ha generado frustración entre los fans, que comparan estas películas desfavorablemente con los estándares del MCU.
El colapso de Morbius -película en la que nadie confió-, con una segunda semana de estreno que pasó a la historia por su desplome, o el tremendo fracaso de Madame Web con 52 millones de dólares a nivel mundial, son solo algunos ejemplos del desgaste de la saga, que nació prácticamente muerte. A eso hay que sumarle que estrellas como Dakota Johnson o incluso Sydney Sweeney han puesto asteriscos y líneas rojas a la hora de hablar de su participación en estas problemáticas adaptaciones. Ni la esperada Venom 3 con Tom Hardy ha podido maquillar la debacle. En contraste, la trilogía de Spider-Man dentro del MCU ha recaudado más de 4000 millones de dólares, lo que subraya la efectividad de una estrategia colaborativa y planificada, con personajes de interés y grandes tramas que sean fieles a los tebeos originales.
El aparente final del universo de villanos de Sony deja una lección clara para la industria: sin una dirección clara, personajes bien desarrollados y una narrativa cohesionada y sólida, incluso los universos más ambiciosos están condenados al fracaso. Aunque Sony aún conserva los derechos sobre personajes clave -y parece que los mantendrá durante unos cuantos años más-, es evidente que su enfoque debe cambiar si pretende competir en un mercado donde el público exige calidad y coherencia, no solo nombres reconocibles o cierto tirón. Ahora, con Kraven the Hunter como posible epílogo al Spider-verse de Sony, la major se encuentra ante un desafío crucial: redefinir su estrategia o arriesgarse a que su universo cinematográfico sea recordado como un proyecto fallido.