En España se come cada vez peor. Mientras las enfermedades como el cáncer de colón se multiplican, los datos más recientes sobre el consumo de carne en nuestro país son contundentes y alarmantes, con una media de 29,6 kilos de carne fresca por persona al año. Se trata, según los expertos, de un volumen demasiado elevado y que, como sucede con otros hábitos diarios, nos está restando años de vida. ¿Por qué? ¿Por qué tendríamos que vigilar cuánta carne consumimos para vivir más? Los expertos lo han explicado con claridad.
Lo que los españoles hacen a diario y podría quitarles años de vida, según los expertos: hay que dejar de consumir tanta carne
El consumo de carne en España es elevado, especialmente cuando las carnes más consumidas son el pollo y el cerdo. Estos números impactan aún más si consideramos que, en muchos hogares, esta cifra se dispara. La proteína animal sigue siendo un pilar de la dieta española, pero la pregunta es: ¿sabemos realmente cuáles son los riesgos de pasarnos de cantidad? Hay que recordar que no se trata, ni mucho menos, de un mensaje nuevo, ya que desde hace años la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades sanitarias nos han estado alertando sobre la necesidad de darle un mayor protagonismo a los alimentos de base vegetal, así como intentar seguir la dieta mediterránea, evitando refrescos y comidas procesadas, como las procedentes de la comida rápida.
En otras palabras: debemos cambiar el chip de la dieta occidental y reducir el consumo de carne procesada. En estos momentos, según datos de la OMS, gran parte de las calorías diarias deben provenir de carbohidratos de calidad (legumbres y cereales integrales), mientras que las grasas trans industriales deben desaparecer de la dieta.
En cuanto a los azúcares, su consumo debe limitarse al 5 % de las calorías totales, y el sodio no debe superar los 2 gramos diarios. Este enfoque deja poco espacio para la carne procesada, un alimento cargado de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos, que, como advierten los expertos, pueden acortar nuestra vida.
No es un dato exagerado. La ciencia va mucho más allá de las simples recomendaciones sobre las cantidades de carne que hay que consumir. Las proteínas animales no son solo un tema de calorías: son un factor directo en la reducción de nuestra longevidad. La postura de expertos como la nutricionista Maria Emerick es clara: “La carne roja procesada está vinculada a enfermedades cardíacas, cánceres, gota, colesterol elevado y una mayor tasa de mortalidad”.
Por ejemplo, una dieta cargada de proteínas animales, en especial de carne roja procesada, puede lograr incrementar el riesgo de enfermedades como el cáncer o la diabetes, y hay análisis que afirman que la ingesta multiplica por cuatro las probabilidades de sufrirlas. Pero, ¿qué alternativa hay? Según el último informe de la OMS, hay que tomar al menos 400 gramos de frutas y verduras al día en adultos, y entre 250 y 350 gramos en los más pequeños, sustituyendo unas proteínas por otras procedentes de los frijoles, las legumbres, los frutos secos, las semillas y los cereales integrales, que además de ofrecer fibra, tienen un menor contenido de grasas saturadas y colesterol, lo que los convierte en una opción más saludable frente a la carne procesada. Sea como sea, y con el llamado Apocalipsis Alimentario en ciernes, parece que es hora de reconsiderar lo que ponemos en nuestros platos.