Muchos directores aprovechan los últimos momentos del final de una película para causar impacto en el espectador. Michael Bay optó por Linkin Park, Ti West por mostrar a Mia Goth sonriendo en Pearl hasta llorar y Alfred Hitchcock optó por perturbar el máximo posible al espectador mostrando a Norman Bates, interpretado por Anthony Perkins, mirando a cámara, revelando con la mirada su perturbador estado mental. Algo que se convirtió en uno de los golpes de efecto más poderosos del cine. Sin embargo, la experiencia de este momentazo ha perdido toda su esencia y su impacto por culpa del streaming.
La película, que está disponible en Apple TV+, ha sido victima de las tácticas de retención de los usuarios. En concreto, la más utilizada en este tipo de plataformas, la reproducción automática de nuevos títulos o la reducción de la pantalla durante los créditos finales para sugerir otros contenidos. Esto es particularmente problemático con películas clásicas como esta, donde los créditos iniciales y finales forman parte integral de la estructura narrativa.
La supremacía del formato físico para preservar la esencia de las películas clásicas
En películas modernas, los créditos suelen estar al final y son más largos, permitiendo que las interrupciones no afecten tanto la experiencia. Pero en filmes clásicos, los créditos finales tienden a preceder los momentos más intensos, como es el caso del monólogo interior de Norman Bates, lo que provoca que la interrupción sea mucho más invasiva. Este tipo de prácticas ha generado controversia entre los usuarios, muchos de los cuales han expresado su descontento en redes sociales.
inherently anti-art and ruins the point of this chilling ending image
this is on a service you PAID for https://t.co/AExY90Ppgx
— Not Just Any Book Club (loves Gravity Falls) (@NotJustAnyPod) September 24, 2024
Entre las quejas más compartidas sobre esta escena en concreto señalan la ventaja del formato físico frente al contenido en streaming. Destacando que este permite la preservación de la integridad de la obra sin interrupciones comerciales, algo que las plataformas parecen sacrificar en favor del marketing.
El formato físico, como los DVDs y Blu-rays, sigue siendo la opción preferida para muchos cinéfilos. Lo cierto es que ese debate sobre las ventajas del formato físico frente al streaming no es nuevo, pero casos como este lo reavivan, mostrando cómo la tecnología y el marketing pueden alterar la forma en que experimentamos el cine. Aunque estas plataformas han democratizado el acceso al contenido, es evidente que, la calidad de esa experiencia sigue dependiendo del respeto por la obra original, algo que muchas plataformas aún deben mejorar.