Pensar que un desierto puede albergar una ingente cantidad de barcos puede sonar a escenario de The Walking Dead o cualquier ficción apocalíptica, pero lo cierto es que se trata de la mismísima realidad. El mar de Aral, que en realidad es un lago y llegó a ser el cuarto más grande del mundo, sucumbió a un terrible secado que convirtió el lugar en un claro ejemplo de catástrofe ambiental a causa de la codicia del ser humano. Los ríos Amu Daria y Sir Daria se encargaron, durante muchísimos años, de nutrir a Aral entre Kazajistán y Uzbekistán. El mar de Aral redujo en un 90 % su tamaño debido a la explotación agrícola llevada a cabo en 1960 a manos de la URSS para competir contra Estados Unidos.
El mar de Aral es actualmente un cementerio de barcos y sufrió una terrible tragedia en 1960 a manos de la Unión Soviética
En la década de los 60 la Unión Soviética necesitaba toda la potencia posible para competir contra la economía de Estados Unidos. Sin pensarlo dos veces, y sin echar demasiado el ojo a las consecuencias que sus actos podían tener, incrementó el desarrollo industrial y tecnológico de sus estados satélite y llevó a cabo un par de trasvases en los ríos Amu y Sir Daria, lo que por ende desembocó en que Aral se quedase sin sus suministradores principales de agua.
A ello se sumó la ambición de Uzbekistán por convertirse en uno de los principales productores de algodón, lo que a su vez provocó que el mar de Aral perdiera 10 centímetros por año. Entre la falta de agua, el viento y el sol, de quedaron solo 4 especies de peces, de las 60 que habitan anteriormente antes de la explotación humana. Poco a poco, los barcos empezaron a ser los verdaderos habitantes del lugar, transformando el lago en el hogar del puro terror.
Para más inri, el agua que restaba terminó volviéndose altamente tóxica debido a un laboratorio químico de la URSS que estaba asentado en los alrededores. Si a ello le sumamos la creciente salinidad, el ambiente se volvió muy peligroso para la vida animal e incluso humana. El Dique Kokaral, construido en 1996, ha ayudado a que la parte norte de Aral pueda reducir su salinidad y su área mejore para regresar al estado de antaño, pero aun así, la parte sur del lago está a punto de secarse del todo.
