En plena era digital, con los grandes blockbusters estirando tanto como pueden de efectos especiales, Christopher Nolan se prepara para estrenar su particular biopic sobre el padre de la bomba atómica remarcando, tanto como puede, que no ha usado ni una gota de CGI en su largometraje. El director recreó una explosión nuclear para que el público realmente sintiese en sus carnes lo que era enfrentarse a una bomba de esa índole. En una nueva entrevista recogida por Collider, Nolan ha explicado con todo lujo de detalles los motivos por los que ha prescindido totalmente de lo digital en su proyecto, que puso al límite, durante el rodaje, la mente de Cillian Murphy, el protagonista que se mete en la piel de Robert Oppenheimer.
Nolan quería captar de la forma más real posible la mente de Oppenheimer y la fuerza explosiva de su artefacto
Lo primero que hizo Nolan cuando terminó el guion de Oppenheimer fue ponerse en contacto con Andrew Jackson, especializado en efectos digitales y prácticos en la industria cinematográfica. El cineasta charló con Jackson para transmitirle lo que buscaba representar con Oppenheimer y cómo se podía conseguir sin necesidad de recurrir a efectos por ordenador.
"Una de las primeras personas a las que le mostré el guion fue a mi supervisor de efectos visuales, Andrew Jackson. Sabe mucho de CGI, pero también de efectos prácticos y entiende su valor", empezaba explicando Nolan. "Se lo mostré muy pronto, y dije: 'Vale, lo que necesitamos en esta película es un hilo conductor entre el proceso interior de Oppenheimer y su imaginación; su visualización de átomos, moléculas, esas ondas de energía".
Nolan quería mostrar al público cómo Oppenheimer llegó a crear la bomba atómica desde cero: cómo este personaje histórico atravesó por una marea increíble intentando construir un artefacto que, por aquel entonces, se creía imposible. Sumando a ello los cargos de conciencia. Ahora entendemos mejor por qué Cillian Murphy se recluyó durante el rodaje y el motivo por el que tenía su mente al límite, porque tenía que expresar un sinfín de emociones en su interpretación. "Necesitamos un hilo conductor desde ese momento hasta la máxima expresión del poder destructivo cuando se desata esa fuerza. Tiene que convivir en el mismo ambiente". El reato que Nolan planteó a Jackson no fue fácil, y menos si se quiere hacer de forma práctica y artesanal. Combinar tantos aspectos es un reto que no cualquiera querría, ni podría, asumir.
"Fue realmente una combinación de escalas. Y eso, en última instancia, es de lo que habla toda la película, porque la física cuántica y la expresión de la física cuántica a través de las armas nucleares se trata realmente de la increíble disparidad de escalas", continuaba el cineasta. "Las leyes de la física cuántica funcionan a un nivel diminuto, y luego se expanden hasta las estrellas, los agujeros negros, las supernovas y todo lo demás. Realmente estábamos tratando de abarcar ambos extremos de la escala con la metodología de Andrew". Para conseguir llegar al público, Nolan no quería nada de CGI en la película, quería llegar de forma natural para transmitir mejor lo que siente el protagonista y lo que fue el proceso de creación de la bomba nuclear. Oppenheimer se estrena en cines el 20 de julio en España.