El cine siempre ha mostrado al Tyrannosaurus rex como un depredador temible, uno de los terópodos más peligrosos que jamás hayan pisado la Tierra, pero ahora sabemos que era decididamente inteligente. Si bien había dinosaurios semejantes o superiores, la ciencia, en concreto la paleontología, siempre ha disfrutado indagando más en el pasado social de estos seres. En los últimos años hemos sabido que su aspecto era diferente al que podemos imaginar, algo a lo que hay que sumar un concepto realmente aterrador a su faceta de cazador: su inteligencia era igual o superior a la de los primates modernos.
El Tiranosaurio era realmente inteligente: su cerebro podría haber sido similar al de los chimpancés
Como explican en IFL Science, la paleontología se encuentra una y otra vez con un problema recurrente a la fosilización: los tejidos blandos como el cerebro y demás no sobreviven al paso de los años. Por eso, y como es lógico, es muy difícil saber hasta qué punto un animal extinto era inteligente o no.
Ahora, la principal autora del estudio, la neurocientífica Suzana Herculano-Houzel, ha intentado indagar más en esta cuestión recurriendo a los parientes vivos más cercanos a los dinosaurios: las aves modernas. Aunque no lo creamos, el cerebro de las aves modernas refleja una gran cantidad de neuronas, una enorme densidad de ellas, lo que permiten a estos animales tener una considerable capacidad cognitiva con respecto a otras especies.
Sabemos que físicamente, el T.rex era un depredador imponente, pero no sabíamos cómo podía ser de inteligente. Según Herculano-Houzel, todo es una cuestión de proporcionalidad. Es decir, si las aves modernas son capaces de construir o fabricar herramientas simples, pueden sentir empatía o comprenden el concepto de cero, es lógico que los dinosaurios fueran criaturas inteligentes y con cierta capacidad de respuesta simplemente por el enorme tamaño de sus cavidades cerebrales y sus cráneos. Aunque es cierto que había dinosaurios con cerebros pequeños, los terópodos como el Tiranosaurio no entraban en este grupo.
Como relatan en medios como Gizmodo, la neurocientífica Herculano-Houzel ha pasado años investigando el árbol filogenético de los tiranosaurios para determinar su posible número de neuronas, una investigación que ha puesto patas arriba a la paleontología y que apunta a que el Tyrannosaurus rex pudo tener un número de neuronas enorme, comparable al de primates modernos como los babuinos o incluso el chimpancé. Además, a este increíble número de neuronas habría que sumarle el hecho de que se sabe que la esperanza de vida de estos gigantescos carnívoros se extendía a varias décadas, tiempo para desarrollar rutinas, tácticas y permitir que estos animales pudieran resolver problemas simples o incluso socializar con otros iguales, ahondando en un comportamiento cultural similar al de los primates actuales.
Aún queda camino. La hipótesis de Herculano-Houzel tiene lagunas, ya que no todos los animales de gran tamaño tienen cerebros acordes y no son pocos los que han señalado que la disparidad morfológica de las aves modernas. Lo que sí es cierto es que, de asentarse esta hipótesis y darse como verdadera, la descripción del T.rex en Parque jurásico, en su día francamente rompedora a nivel científico, se está quedando cada vez más desfasada.