Alien sigue ampliando su lore y su mitología a través de los cómics de Marvel. En el último Annual, Alien Annual 1, la editorial cambia por completo la manera en la que los androides y sintéticos se relacionan con las grandes corporaciones, mostrándonos una forma de comunicación y de protocolos de secretos muy especiales que llevarán a los activos de Weyland-Yutani a acatar las directivas de la empresa con respecto a los xenomorfos. Con los primeros cómics de Marvel llegando de la mano de Panini a España, y con la promesa de la nueva serie de Disney+ en el horizonte, os contamos qué significa este cambio para la saga.
Weyland-Yutani, los androides y las directivas de la empresa con respecto a los xenomorfos
En Alien (1979), Ripley descubre las directivas ocultas de Ash gracias a las comunicaciones dentro de la terminal de Madre, la computadora principal de la nave Nostromo. Al acceder a sus archivos privados, se da cuenta de que salvar y guardar al extraterrestre a bordo de la nave es la máxima prioridad para la compañía, mientras que la tripulación se percibe como prescindible.
Esto siempre ha llevado a pensar cómo se relacionaban los androides con la empresa y de qué manera se comunicaban con la corporación, sobre todo con temas tan secretos como la apropiación de los organismos.
Como explican en ScreenRant, Weyland-Yutani parece haber aprendido de los errores del pasado, y ha cubierto a sus empleados robóticos con nuevas capas de seguridad que les permiten operar con mayor sigilo y secretismo, enviando mensajes a través de líneas seguras o códigos indescifrables sin necesidad de tener constancia en texto. Alien Annual #1, que cuenta cuenta con el equipo creativo formado por Phillip Kennedy Johnson, Salvador Larroca y C. B. Cebulski, nos presenta nuevo detalles de la aventura de Gabriel Cruz antes de Linajes, explicándonos cómo las personas artificiales trabajan intentando descubrir nuevos detalles sobre estos organismos letales. El cómic nos presenta a un modelo como Ash, idéntico, descubriendo que los sintéticos usan canales de comunicaciones únicos y protegidos, evitando que el personal o los marines coloniales descubran las directivas y los objetivos secretos.
Sin entrar en spoilers, la misión en concreto que se relata en este cómic usa un modelo Hyperdyne 120-A2, mucho menos actualizado que los Bishop que vemos en Aliens (1986) pero más fiables para menesteres poco legales. ¿Por qué? Pues porque no siguen la legislación directiva básica, y son más flexibles para prescindir de la vida humana. En otras palabras: no están actualizados y son menos propensos a salvar a los seres humanos. Y eso a Weyland-Yutani le interesa cuando hablamos de xenomorfos. También hay que destacar que, en la extensa y compleja cronología de Alien, los eventos de la primera entrega ocurrieron en 2122, mientras que este nuevo anual tiene lugar en 2193, muchos años después. La compañía ha sabido adaptarse, en otras palabras.
En este escenario, con una Alien 5 que llegará de la mano de Ridley Scott en algún momento del futuro, y con una historia que muestra a los androides rebelándose contra los humanos en cintas como Prometheus (2012) y Alien: Covenant (2017), parece que se avecinan tiempos interesantes.