Los gatos pueden ser la mascota más adorable del mundo y a su vez convertirse en todo un arrebato de furia si se topan con un pepino. Si uno de vuestros pasatiempos favoritos es ver todo tipo de vídeos graciosos en redes sociales, es prácticamente imposible que no hayáis visto alguna vez el típico vídeo en el que un sujeto coloca cuidadosamente un pepino al lado de su gato y este se sobresalta al darse cuenta de su presencia. ¿Por qué ocurre con los pepinos?, ¿cuál es el origen del miedo que tienen los gatos hacia esta verdura? Según nos cuentan desde Diario As, este fenómeno estaría íntimamente relacionado con la naturaleza y el comportamiento de los gatos, así como su relación con el entorno.
Los gatos son animales muy curiosos por naturaleza: muchas veces están donde no les llaman, hurgan todo lo que pueden y son muy activos y espabilados. Una característica fundamental de los gatos es que cuentan con una gran capacidad de concentración y tienen la necesidad imperiosa de controlar el entorno en todo momento.
Debido a esto, cualquier perturbación en el entorno hace que salten las alarmas y que salgan despavoridos del lugar. La explicación es más sencilla de lo que podríamos pensar, y es que los gatos que vemos en los vídeos se asustan porque sus dueños colocan la hortaliza sin que estos se den cuenta, por lo que tienden a asustarse cuando ven algo que no estaba la última vez que miraron hacia ese punto.
Una actividad que puede afectar a la salud del animal
El conductista animal Con Slodobchikoff arrojó algo de luz a este tema y destacó que, además de lo ya explicado, existe un matiz para acabar de comprender el miedo de los gatos. "Los gatos están genéticamente programados por instinto para evitar a las serpientes. Como los pepinos se parecen a las serpientes, los gatos les tienen miedo", explicó. Más allá de que pueda parecer a simple vista una actividad divertida, lo cierto es que se desaconseja completamente. El hecho de asustar a los gatos de esta manera podría provocar un sufrimiento innecesario e incluso derivar en una desconfianza hacia sus dueños, además de generar un estrés que podría llegar a ser crónico. Es por ello que no deberíais ni siquiera intentarlo.