¿Sabéis de esas veces que os dan ganas de hacer las maletas y decir "me largo a una isla desierta"? Bueno, pues podemos ir comprando los billetes del avión porque hemos descubierto una de las islas más solitarias de nuestra planeta. Hablamos de la misteriosa isla Sentinel, que con sus 60 kilómetros cuadrados se encuentra localizada en el archipiélago de las Islas Andamán en pleno Océano Índico. Es el lugar más aislado del mundo, poblado por los sentineleses, que hasta hace unos años ni siquiera sabían lo que era el fuego. Dicho de otra manera: poner los pies allí sería lo más cerca que podríamos estar de un viaje en el tiempo.
Isla Sentinel, un lugar atrapado en el tiempo
Desde El Periódico se han encargado de cubrir las curiosidades de esta isla Sentinel. Lo primero que llama la atención es su población: básicamente porque se desconoce el número de personas que habitan este punto del mundo.
Desde la India ya intentaron en el año 2001 hacer un recuento, llegando a identificar a al menos 21 hombres y 18 mujeres. Eso sí, la cifra podría ser mucho mayor y estimarían que podría estar habitada por unas 500 personas.
La isla cuenta con una antigüedad de unos 70.000 años y, como decimos, poner los pies en ella es como dar un salto en el tiempo: los sentineleses han vivido tan aislados que siguen manteniendo una forma de vida muy rudimentaria, prácticamente digna del paleolítico. Esto también les pone en riesgo de que enfermedades que nuestro sistema ya tiene más que asumidas y asimiladas, para ellos resulten mucho más peligrosas. Sin ir más lejos, el COVID-19 no ha llegado hasta estas costas.
Eso sí, instalarnos allí no es para nada fácil: los sentineleses no quieren a nadie que llegue del exterior. Esto podría poner en riesgo su forma de vida (y su salud, si atendemos a lo mencionado anteriormente) y acabaría con el feliz aislamiento que mantienen. Su bienvenida no suele ser para nada cálida: atacan con arcos y flechas a los invasores, incluso llegando a acabar con la vida de los intrusos. Hay que señalar que no se rigen por las leyes del gobierno de la India.
La antropóloga Madhumala Chattopafhyay, tal y como recoge National Geographic, fue la primera mujer que en el año 1991 mantuvo contacto con los pobladores de Sentinel y sus palabras fueron tajantes a la hora de definir el modo de vida de estos habitantes: "Son tribus que no necesitan forasteros que los protejan, lo que necesitan es que les dejen en paz". De hecho, de las posteriores expediciones realizadas, nadie ha sido capaz de pasar más allá de la orilla.
