Las compañías de criptomonedas siguen buscando métodos para reducir el impacto ecológico y la gran cantidad de energía que se requiere para la minería de Bitcoin. Mientras que El Salvador se convirtió a principios del mes de septiembre en el primer país en adoptar al Bitcoin como moneda de curso legal, China prohibió el minado de criptomonedas hace apenas unos días. El mundo está dividido sobre el Bitcoin, aunque más allá de ello, desde TechSpot informan que un holding de empresas de Pensilvania ha comprado la central eléctrica Scrubgrass, la cual produce en la actualidad la energía suficiente como para mantener 1800 mineros de Bitcoin y de cara al año que viene se espera que pueda soportar a más de 20.000 mineros.
Como os hemos explicado al principio, la minería de las principales criptomonedas como el Bitcoin o Ethereum, NFTs incluidos, requiere de grandes cantidades de energía. Se estima que una sola transacción de Bitcoin, incluidos los recursos necesarios para minar la moneda y verificar su transacción, puede requerir de más de 1700 kilovatios por hora. La situación es un tanto preocupante, sobre todo teniendo en cuenta la creciente popularidad de las criptomonedas, hasta el punto de que empresas como Tesla ya han dejado de aceptar pagos en Bitcoin y otras monedas por su compromiso con el medio ambiente. Debido al aumento de usuarios, algo ligado irremediablemente con una creciente demanda de energía, las grandes empresas de minería buscan alternativas para producir su energía al menor coste posible.
Minimización del impacto, pero no extinción total de este
La empresa Stronghold Digital Mining de Kennerdell (Pensilvania), ha adquirido recientemente la central eléctrica de la que os hablábamos, la cual describen como "una minera de Bitcoin beneficiosa para el medio ambiente e integrada verticalmente". Mientras que otras empresas hacen uso de la energía hidroeléctrica regional, Stronghold utilizará Scrubgrass para obtener energía mediante la quema del cabrón de desecho de Pensilvania y así alimentar los equipos de minería situados en contenedores de transporte junto a la planta.
El carbón de desecho es un material residual que se obtiene en las operaciones de extracción de carbón. La intención de Stronghold no es más que la de reclamar y quemar los residuos de carbón, para luego devolver el terreno previamente contaminado al Estado a través del Departamento de Protección Medioambiental de Pensilvania (DEP).
Según informan desde el DEP, las acciones de Stronghold han ayudado a recuperar más de 1000 acres de tierra de Pensilvania. A pesar de que quemar los residuos es una alternativa viable para una minería más sostenible, lo cierto es que esta práctica solo minimiza la contaminación, ya que el carbón residual sigue emitiendo una cantidad importante de dióxido de carbono -uno de los gases principales del efecto invernadero- a la atmósfera. Es por ello que, a pesar de que la huella es menor, las empresas de minería siguen estando en el punto de mira de grupos de vigilancia medioambiental.