Mark Thompson, diseñador de niveles en Far Cry 3, ha explicado que el juego plantea, ante todo, el coste humano de convertirse en un héroe, algo que sufrirá en sus carnes el protagonista del juego, Jason, quien nunca ha usado armas antes ni, por supuesto, se ha visto obligado a matar a alguien.
"No está siendo el tío malo. Solo hace lo que es necesario para sobrevivir y rescatar a sus amigos", explica Thompson. "No se trata de bueno y malo o de correcto e incorrecto. Esa es la razón por la que los juegos de Far Cry no tienen sistemas de moralidad: no hay una rígida dicotomía entre bueno y malo en el mundo, así que para qué reflejarlo en un juego".
"Nosotros no le decimos si algo está bien o mal. No juzgamos al jugador. Al final es un juego sobre matar, y lo sabemos, así que no queremos ser condescendientes. El juego te pide que dispares. Es un juego de matar gente para ganar. Así que queríamos estar seguros de que escribíamos una historia en la que eso se comprendiera", señala.
El coste humano de ser el héroe
"La historia es sobre matar y gira en torno a Jason... Jason llega a la isla y nunca ha disparado una pistola antes, nunca ha matado a nadie. Así que la historia explora qué implica convertirse en un héroe y todo lo que tiene que hacer para serlo. El juego trata el coste de convertirse en un héroe. Cuál es el peaje que se paga al convertirse en un héroe".
Un ejemplo que plantea Thompson es que "nunca vemos las escenas de seis meses después de lo que le ha pasado a John McClane", el protagonista de la saga La jungla de cristal (Die Hard en inglés), "en las que se despierta por la noche cubierto de sudor frío viendo a Hans Gruber cayendo desde el Nakatomi. El síndrome de estrés postraumático es parte importante de lo que Jason debe superar en la isla".
En esa misma línea, Thompson explica que "la audiencia está madurando y, como desarrolladores, tenemos que respetar a la gente que consume los contenidos. Debemos respetar que el paladar de la gente se está haciendo más sofisticado. Por supuesto que todavía hay grandes estrenos veraniegos, pero hay espacio para una narrativa más cuidada, algo que no tema afrontar cuestiones que los videojuegos no han afrontado porque se han centrado en fantasías de tener el poder y de ser el soldado definitivo".
