La cartografía, el arte de trazar y estudiar mapas, es una ciencia que a menudo está muy presente en los videojuegos. Sobre todo, en los últimos años con el auge de los títulos de mundo abierto, es cada vez más habitual encontrarse con mapas enormes que debemos ir desbloqueando por partes o descubriendo poco a poco. Incluso en juegos del pasado, como los metroidvania, los mapas han tenido una presencia de gran peso para los jugadores. No obstante, por lo general estos se usan más como herramienta de apoyo que como eje central de la experiencia jugable.
En cambio, en Carto, el juego indie desarrollado por Sunhead Games y publicado en 2020 para PC, Nintendo Switch, PS4 y Xbox One, los mapas son el pilar fundamental de la mecánica de juego, una mecánica de lo más ingeniosa de la que sabe sacar provecho.
Carto: Explorando y cartografiando el mundo a través de rompecabezas
En Carto los jugadores tomamos rápidamente el control de una pequeña niña que, tras una tormenta, es separada inesperadamente de su abuela, una cartógrafa que vuela por el mundo. Arrastrada hacia la costa de una isla desconocida en el breve prólogo con el que arranca el juego, la niña deberá encontrar la forma de regresar a casa ayudándose de su buena orientación, los distintos personajes que se encuentre por el camino y las desperdigadas pistas que su abuelita le vaya dejando.
Jugablemente Carto cimenta su propuesta en base a los puzles, como ya hemos adelantado, pero estos no son unos rompecabezas cualquiera. La particularidad de este título radica en que, para avanzar y explorar los escenarios, poco a poco debemos obtener distintas partes o bloques de un mapa más grande que hemos de componer nosotros mismos. La única regla a seguir, a priori, es que cada parte del mapa (una pieza cuadrada) debe coincidir con la de su lado.
Es decir, si por ejemplo tenemos una pieza de una pradera en la que en un lateral hay una masa de agua, la siguiente parte del mapa por este lado debe ser necesariamente otra pieza que continúe con más agua. Y lo mismo para con otros elementos, evidentemente.
Lee-Kuo Chen, director de Carto, explicó en su día que esta mecánica de colocación y distribución de fichas de mapa se vio inspirada por el juego de mesa Carcassonne, en el que los jugadores crean el mapa por donde transitarán las fichas. Ojo, no hay que confundirse aquí, y es que en Carto no somos los jugadores los que creamos de cero el mapa explorable. Sencillamente vamos recolectando distintas partes de un mapa ya creado por los desarrolladores, pero debemos darle forma y sentido a cada rato colocando las piezas de la manera apropiada.
El juego se divide en diversos capítulos de corta duración que nos permiten recorrer distintos escenarios y ecosistemas. Desde campos primaverales hasta aldeas costeras, bosques misteriosos, desiertos con intrigantes ruinas y mucho más. Todo ello siempre en extensiones no muy grandes, pero con un abanico de personajes secundarios que continuamente es agradable conocer y que nos pedirán ayuda para sus propias tareas, las cuales a su vez nos servirán para desbloquear nuevas partes de los mapas.
Lo curioso de Carto es que, ahí donde lo veis, a pesar de contar con un apartado estético muy colorido y simpático, no es una obra infantil. Podría parecerlo, y desde luego cualquier niño puede jugarlo, pero algunos de sus puzles y soluciones son de una dificultad un tanto elevada. Nunca llegan a rozar lo imposible ni alcanzar niveles desesperantes porque siempre hay pequeñas pistas o indicaciones que sugieren cómo dar con la tecla adecuada en cada situación, pero sorprende para bien encontrarse con algún que otro desafío en la aventura que te hará estrujarte un buen rato el coco hasta que se te encienda la bombilla.
La historia del juego, eso sí, es muy liviana y casi anecdótica. El plato fuerte como ya hemos mencionado son sus originales puzles geográficos, los cuales nos mantendrán entretenidos durante aproximadamente unas 5 horas en total, dependiendo de nuestras dotes para hallar las soluciones más o menos rápido.
Junto a esta divertida propuesta de lógica y orientación destacan personajes graciosos y carismáticos y una muy acertada banda sonora que le sienta como anillo al dedo al juego. En general, Carto es una obra pequeña, relajante y que exprime algunas ideas interesantes entorno al mundo de la cartografía interactiva como pocas veces se han visto. Un juego no muy conocido que de seguro gustará a los amantes de los rompecabezas por su estructura y encanto.